Piet Mondrian(1872-1944).
Piet Mondrian, Broadway boogiewoogie.
Aunque el arte está fundamentalmente en todas partes y es siempre el
mismo, dos
inclinaciones humanas principales y diametralmente opuestas aparecen en
sus
variedades y múltiples expresiones. Una aspira a la creación directa
de la
belleza universal, la otra a la expresión estética de sí misma,
es decir,
aquello que uno piensa y experimenta. La primera intenta representar la
realidad
objetivamente, la segunda, subjetivamente. Así vemos en toda la obra de
arte
figurativo el deseo de representar la belleza objetivamente, en forma
exclusiva
a través de la forma y el color, en relaciones que se compensan
mutuamente y, al
mismo tiempo, una tentativa de expresar aquello que estas formas,
colores y
relaciones, despiertan en nosotros. Esta tentativa debe redundar,
necesariamente, en una expresión individual que vela la representación
pura de
la belleza. Sin embargo, ambos elementos (universal, individual) son
indispensables para que la obra despierte emoción. El arte debe
encontrar la
solución acertada. A pesar de la dualidad de las indicaciones creativas,
el arte
figurativo ha producido una armonía por medio de cierta coordinación
entre
expresiones objetivas y subjetivas. Sin embargo para el espectador, que
exige
una representación pura de la belleza, la expresión individual es
demasiado
dominante. Para el artista, la búsqueda de una expresión unificada por
el
equilibrio de dos posiciones, ha sido y será siempre, una lucha
continua.
A través de la historia de la cultura, el arte ha demostrado que belleza
universal no surge del carácter particular de la forma, sino del ritmo
dinámico
de sus relaciones inherentes, o en una composición de las relaciones
mutuas de
las formas. El arte ha probado que se trata de determinar las
relaciones. Ha
revelado que las formas existen sólo a efectos de la creación de
relaciones, que
las formas crean relaciones y que ellas crean formas. En esta dualidad
de formas
y sus relaciones, ninguna de las dos es más importante que la otra.
El único problema del arte es alcanzar el equilibrio entre lo subjetivo y
lo
objetivo. Pedro es de suma importancia que este problema se resuelva en
el
terreno del arte plástico –es decir, técnicamente– y no en el campo del
pensamiento. La obra de arte debe ser «producida», «construida». Debe
crearse
una representación de formas y relaciones de la manera más objetiva
posible. Tal
obra nunca podrá ser vacía, porque la oposición de sus elementos
constructivos y
su ejecución despiertan emoción.
Si algunos no han logrado tener en consideración el carácter inherente
de la
forma y han olvidado que éste –sin transformación– predomina, otros han
descuidado el hecho de que una expresión individual no se convierte en
una
expresión universal por obra de una representación figurativa, que está
basada
en nuestra concepción del sentimiento, ya sea clásica, romántica,
religiosa,
surrealista. El arte ha demostrado que la expresión universal sólo puede
ser
creada por una verdadera ecuación de lo universal o lo individual.
Gradualmente, el arte purifica sus medios plásticos, produciendo así
relaciones
entre sí. De este modo, en nuestros días aparecen dos tendencias: una
mantiene
la figuración, la otra la elimina. Mientras la primera emplea formas más
o menos
complicadas y particulares, la segunda usa formas simples y neutrales, o
finalmente, la línea libre y el color puro. Es evidente que la última
(arte
no-figurativo) puede librarse de la dominación de lo subjetivo más fácil
y
completamente que la tendencia figurativa; las formas y colores (arte
figurativo) son más fáciles de explotar que las formas neutrales; sin
embargo,
es necesario señalar que las definiciones «figurativa» y «no figurativa»
son
sólo aproximadas y relativas. Pues toda línea, toda forma, representa
una
figura; ninguna forma es absolutamente neutral. En rigor de verdad, todo
debe
ser relativo, pero ya que necesitamos de las palabras para expresar
nuestros
conceptos, debemos atenernos a estos términos.
Entre las distintas formas podemos considerar como neutrales aquellas
que no
tienen la complejidad ni las particularidades que poseen las formas
naturales o
abstractas en general. Podemos llamar neutrales a aquellas que no evocan
sentimientos o ideas individuales. Las formas geométricas pueden ser
consideradas neutrales por ser una abstracción tan profunda, y pueden
ser
preferidas a otras formas neutrales a causa de su tensión y la pureza de
sus
contornos.
Si como concepción, el arte no-figurativo ha sido creado por la mutua
interacción de la dualidad humana, este arte ha sido realizado
por la mutua
interacción de los elementos constructivos y sus relaciones
inherentes. Este
proceso consiste en mutua purificación; elementos constructivos
purificados
establecen relaciones puras, y éstas a su vez demandan elementos
constructivos
puros. El arte figurativo de hoy es el resultado del arte figurativo del
pasado,
y el arte no-figurativo es el resultado del arte figurativo de hoy. Así
se
mantiene la unidad del arte.
Si el arte no-figurativo nace del arte figurativo, es obvio que los dos
factores
de la dualidad humana no sólo han cambiado, sino que se han aproximado
entre sí
hacia un equilibrio mutuo, a la unidad. Se puede hablar con acierto de
una
evolución en el arte plástico. Este hecho merece ser señalado,
pues revela el
verdadero camino del arte; el único sendero por el cual podemos avanzar.
Además,
la evolución del arte plástico demuestra que el dualismo que se ha
manifestado
en el arte es solamente relativo y temporal. Tanto la ciencia como el
arte están
descubriendo y revelándonos el hecho de que el tiempo es un proceso
de
intensificación, una evolución desde lo individual hacia lo
universal, de lo
subjetivo hacia lo objetivo, hacia la esencia de las cosas y de nosotros
mismos.
Una atenta observación del arte desde sus orígenes revela que la
expresión
artística vista desde fuera no es un proceso de prolongación, sino
de
intensificación de una misma cosa: la belleza universal y que eso,
visto desde
dentro, es un desarrollo. La extensión resulta una continua repetición
de la
naturaleza; no es humana y el arte no puede seguirla. Muchas de estas
repeticiones que posan como «arte», no pueden, evidentemente, despertar
emociones.
Por medio de la intensificación, se crean sucesivamente sobre planos más
profundos; la extensión permanece siempre en el mismo plano. Debe
notarse que la
intensificación está diametralmente opuesta a la extensión, tanto como
lo están
el largo y la profundidad. Esto demuestra claramente la oposición
temporal entre
el arte figurativo y el no-figurativo.
Pero si el arte, a través de toda su historia, ha significado un camino continuo
y gradual en la expresión de una misma cosa, la oposición de las
dos tendencias
en nuestros tiempos tan definida, es prácticamente irreal. Es ilógico
que dos
tendencias artísticas principales, figurativa y no figurativa (objetiva y
subjetiva), sean tan hostiles. Puesto que el arte es en esencia
universal, su
expresión no puede permanecer en un plano subjetivo. Nuestra capacidad
humana no
nos permite una actitud perfectamente objetiva, pero eso no implica que
la
expresión plástica del arte esté basada en la concepción subjetiva.
Nuestra
subjetividad entiende, pero no crea la obra.
Si las dos inclinaciones humanas mencionadas aparecen en la obra de
arte, ambas
han colaborado en su realización, pero es evidente que la obra señalará
cuál de
las dos ha predominado. En general, y debido a su complejidad de las
formas y la
vaguedad de las expresiones de las relaciones, ambas inclinaciones
creativas
aparecen en la obra de una manera confusa. Aunque en general siempre
existe
mucha confusión, hoy en día ambas inclinaciones aparecen mejor definidas
como
dos tendencias: arte figurativo y arte no-figurativo. El
llamado arte
no-figurativo crea a menudo una representación particular; el arte
figurativo,
por otra parte, neutraliza a menudo sus formas hasta un punto
considerable. El
hecho de que el arte realmente no-figurativo es raro, no lo aparta de su
valor;
la evolución es siempre la obra de precursores, y sus continuadores son
siempre
pocos. Los que continúan no son una élite, es el resultado de todas las
fuerzas
sociales existentes, está compuesto de todos aquellos capaces de
representar el
grado existente de evolución humana, gracias a su capacidad innata o
adquirida.
En una época en que se presta tanta atención a lo colectivo, a la
«masa», es
necesario notar que la evolución, en última instancia, no es nunca la
expresión
de la masa. La masa queda atrás, pero impulsa a los precursores a crear.
Para
los precursores, el contacto social es indispensable, pero no para que
sepan que
lo que están haciendo es necesario y útil, no para que «la aprobación
colectiva
los ayude a perseverar y les inspire nuevas ideas vitales». Este
contacto es
necesario solamente de una manera indirecta; obra especialmente como un
obstáculo que fortalece su determinación. Los precursores crean gracias a
su
reacción al estímulo externo. Son guiados, no por la masa, sino por los
que
ellos sienten y ven. Descubren, consciente o inconscientemente, las
leyes
fundamentales ocultas en la realidad y aspiran a realizarlas. De este
modo
adelantan el desarrollo humano. Saben que no es posible servir a la
humanidad
haciendo que el arte sea comprensible para todo el mundo; esto sería
intentar lo
imposible. Se sirve a la humanidad esclareciendo su camino. Aquellos que
no ven
se rebelarán, tratarán de comprender y terminarán por «ver». En el arte,
la
búsqueda de un contenido comprensible para todos, es falsa; el contenido
será
siempre individual. La religión también ha sido desprestigiada por esa
búsqueda.
El arte no se ha hecho para ninguno y es, al mismo tiempo, para todos.
Es un
error tratar de ir demasiado ligero. La complejidad del arte se debe a
que
simultáneamente están presentes distintos grados de su evolución. El
presente
lleva consigo el pasado y el futuro. Pero no necesitamos intentar ver el
futuro;
solamente precisamos ocupar nuestro lugar en el desarrollo de la cultura
humana,
un desarrollo que ha hecho supremo el arte no-figurativo. Siempre ha
habido una
sola lucha, de un solo arte verdadero: crear belleza universal. Esto
señala el
camino al presente y al futuro. Sólo necesitamos continuar y desarrollar
aquello
que ya existe. Lo esencial es que las leyes fijas de las artes
plásticas deben
ser realizadas. Estas se han revelado claramente en el arte
no-figurativo. Hoy
estamos cansados de los dogmas del pasado y de verdades aceptadas en su
época
peo descartadas en seguida. Cada vez comprendemos más la relatividad de
todas
las cosas, y por lo tanto tendemos a rechazar la idea de las leyes
fijas, de una
sola verdad. Esto es muy comprensible, pero no lleva a una visión
profunda. Pues
hay leyes «hechas», leyes «descubiertas», pero también leyes-verdades en
todos
los tiempos. Estas están más o me nos ocultas en la realidad que nos
rodea, y no
cambian. No sólo la ciencia, sino también el arte, nos muestran que la
realidad,
al principio incomprensible, se revela gradualmente por las relaciones
mutuas
que son inherentes a las cosas. La ciencia pura y el arte puro,
desinteresados y
libres, pueden llevar la delantera en el reconocimiento de las leyes
basadas en
estas relaciones. Un gran científico ha dicho recientemente que la
ciencia pura
alcanza resultados prácticos para la humanidad. En forma similar puede
decirse
que el arte puro, aunque parezca abstracto, puede tener utilidad directa
para la
vida.
El arte nos enseña que también hay verdades constantes en lo que
respecta a las
formas. Esta expresión objetiva puede aparecer modificada ante nuestro
punto de
vista subjetivo, pero no por eso es menos verdadera. Lo redondo es
siempre
redondo y lo cuadrado es siempre cuadrado. Estos hechos tan simples a
menudo
parecen ser olvidados en el arte. Muchos tratan de alcanzar un mismo fin
por
distintos medios. En arte plástico, esto es una imposibilidad, puesto
que es
necesario elegir medios constructivos que se identifiquen totalmente con
aquello
que queremos expresar.
El arte nos hace comprender que hay leyes fijas que gobiernan y
señalan el uso
de elementos constructivos, de la composición y de las relaciones
inherentes
entre sí. Estas leyes pueden considerarse subsidiarias a la ley
fundamental de
equivalencia que crea el equilibrio dinámico y revela el verdadero
contenido de
la realidad.
Fragmento del ensayo Arte plástico y arte
plástico puro (1937)
Tomado de: http://www.adamar.org/
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