Mario Rodríguez Guerras
Duchampismo Algunos consideran
que la obra más influyente del arte del siglo XX es, después de haber dado ese
título a las Señoritas de Avignon y al Guernica, el urinario de Duchamp. Otros
autores hubieran dado más importancia a las cajas de Brillo o a alguna obra de
Pollock.. Sea o no la obra más influyente del arte del siglo XX, es innegable
que el urinario no deja indiferente a nadie, especialmente, a quienes se
plantean el valor de las creaciones de aquella centuria. Los sabios seguirán empeñados
en buscar razones para darle valor y los espectadores en no encontrar ninguna
para hacerlo. Sin embargo, en general parecen coincidir en la naturaleza
original de su propuesta aunque existen razones sobradas para discrepar de esa
originalidad.
Unas referencias del
arte a lo largo de toda su historia, algo necesario para analizar cualquier
estilo de cualquier período cultural, bastan para analizar la cuestión. Y la
historia nos cuenta que los pueblos, desde la más remota antigüedad hasta
épocas recientes, tan recientes como el impero romano en la cultura occidental y
en culturas primitivas actuales hasta hace cuestión de siglos o años, poseían
piedras de Betilio con forma ovoide que
no eran otra cosa que la representación de la divinidad. Con el tiempo
adquirieron otras formas, cilindro, trapecio y cono, y se añadieron detalles
apareciendo los ídolos oculados, con forma de cilindro o de placa para acabar siendo antropomorfos. La
diferencia entre presentar una piedra y un urinario no está el modo de
expresión, pues es el mismo, la diferencia aparece en el contenido.
En El arte como
lenguaje hemos establecido las formas de comunicación y sus tipos. Y, si las formas
y sus tipos se generan por los principios espiritual, material y racional, la
utilización de un objeto para expresarse será una comunicación artística de
forma racional y tipo también racional, lo que en nuestro tiempo se ha llamado arte conceptual. Ahora bien, esta
denominación corresponde a una definición descriptiva de la comunicación en
nuestro tiempo, un tiempo que busca la lógica y reduce todo a sus formas particulares,
los conceptos. Si miramos la historia del arte veremos que hubo épocas en las
que se trataba de ideas y, siendo la idea abstracta, no habría forma de expresarla
con precisión y la referencia habría de ser abstracta, pero dirigida a un ser
con capacidad de comprender lo que se le está trasmitiendo, para lo cual un
betilio sería suficiente. De ello existen numerosos documentos así como de la
utilización de simples troncos en lugar de piedras, a pesar de que se hayan perdido. Así que vemos
en los betilios un contenido de tipo espiritual.
En el arte primitivo la idea era abstracta y
el artista y el espectador, poseyendo el mismo sentido de la existencia, comprendían
la referencia ideal del objeto mostrado. En el arte moderno el contenido es un concepto. No podría elegirse para
tal referencia un objeto que no poseyera para el espectador una forma inmediata
de identificación del concepto elegido por el artista. Con el tiempo, las
expresiones artísticas han agotado esta relación, la del objeto con el
concepto, y los creadores precisan dar una explicación del significado que
pretenden trasmitir con su obra que, solo así, resulta comprensible.
Los beuysistas
La pretensión de
confundir arte y vida parece justificada por la existencia de diversas
expresiones artísticas cuya obra consiste en una actuación personal, como el arte de acción. Pero nosotros seguimos manteniendo que la vida es
la existencia y el arte la expresión de la existencia.
Sigue siendo opinión
generalizada el carácter novedoso de tales manifestaciones. Pero dicho ya todo
aunque brevemente sobre la expresión artística repetimos, como hicimos con el arte
conceptual, que no se trata de nuevas manifestaciones sino de manifestaciones
habituales, incomprendidas, con un nuevo contenido.
Cuando el hombre primitivo buscaba la intercesión
de los dioses, pues era el hombre con un sentido superior de la existencia capaz
de comprender la necesidad de una fuerza que la procuraba su manifestación y se
había convencido de que podría guiarle durante toda su permanencia en la
tierra, buscaba medios para que su petición pudiera ser escuchada que llevaron
a una especialización de esa labor. Si bien la religión es realmente un acto
interno de concentración, era evidente que esa forma de solicitud no lograba
sus fines, no los materiales, por lo que se recurrió a un intermediario
poderoso. El brujo realizaba un ritual, que no era baile porque no expresaba
emociones personales sino que perseguía hacer llegar un mensaje al mundo de los
dioses. La diferencia entre el ritual
chamánico y el hapening actual
es la misma que encontramos entre el betilio y el arte conceptual, el
contenido, que, en un caso, es la idea y,
en el otro, el concepto.
Otra diferencia
esencial entre el mundo prehistórico y el contemporáneo es la forma de
comprender la vida. Los primitivos hombres poseían un sentimiento de unidad de todas las cosas, incluidas
sus manifestaciones. El arte no era algo ajeno a la vida sino parte de la
existencia. Entendamos que no debemos confundir el arte con la vida lo que
debemos hacer es entender la necesidad del ser vivo de mostrar todas sus
capacidades, incluidas las de expresión y, en concreto, las de expresión artística.
Las interpretaciones erróneas llevaron a confundir los ritos con la existencia,
confusión motivada por una necesidad material del creyente y por un deseo de
poder del artista. El espíritu, la vida, el arte y el poder se manifestaban
simultáneamente y no se sabían distinguir. Fue la racionalidad la que presentó
claridad acerca del significado de las cosas y la que produjo su separación e
independencia. Que esta unidad, en muchas ocasiones, ya desde el principio de
los tiempos, haya llevado al error de interpretación de la existencia y a
generar supersticiones no invalida el principio y existen pruebas de
interpretaciones opuestas, como la religión oriental, que más propiamente
parece filosofía, que separa el principio generador de la propia existencia. Sobre
esta necesidad del arte de la que hablamos podemos ver en la actualidad pueblos
tan orgullosos como el gitano que siente admiración por el canto, el baile y la
música y la diferencia entre su civilización y su cultura solo se explica por
esta necesidad imperiosa de expresión original que el mundo occidental ha
racionalizado hasta convertir el arte en expresiones cultas y no emocionales.
Religión familiar
Junto al arte
conceptual y las formas de arte de acción encontramos y diferenciamos el land-art pues esta manifestación no
consiste en una acción ni es la apropiación de un objeto. En el land-art, la
naturaleza es el medio de crear mensajes. Este recurso también le encontramos
en el arte primitivo en el que las familias tenían la obligación de custodiar
el fuego sagrado en el hogar familiar.
Este fuego es otro elemento de la naturaleza por lo que le vemos relacionado
con el citado land-art, siendo nuevamente, uno arte de razones y otro arte de
ideas.
Tipos materiales pendientes
Cuando los hombres
primitivos concedieron a las fuerzas un carácter divino y a este un aspecto
antropomórfico, estaban abandonando la postura espiritual de los fundamentos y
adoptando una interpretación material. Los dioses eran como hombres y a los antepasados se les
adoraba como a dioses.
Entre las formas de
respeto encontramos las libaciones,
caracterizadas por el uso de leche vino o miel para ser vertido como ofrenda
privada. Existían además los sacrificios
que, aparte de la presencia de una víctima,
en el mundo indoeuropeo consistían en un banquete comunitario.
Finalmente, existían las ofrendas
pero estas se realizaban en los templos como una entrega a los dioses a través
del cuerpo de los sacerdotes, un suceso que exigiría una explicación racional tan
extremadamente elaborada que su origen solo puede deberse a una creencia.
En el pasado
encontramos los enterramientos en túmulos, con cámara funeraria o sin ella, las ceremonias sociales de todo
tipo y finalmente, los monolitos. Insistimos que en el pasado todos los aspectos
de la vida se encontraban muy unidos y el arte era una forma de manifestación
de la existencia, para decirlo con mayor claridad, la existencia se mostraba a
través de todas las formas posibles de manifestación, también, a través del
arte.
Lo visto hasta ahora
puede resumirse en las siguientes agrupaciones, aunque su lectura correcta
sería por columnas:
Hogar, Chamán,
betilio
Túmulos, ceremonias,
monolitos
Land-art,
happening, A. conceptual
Otras referencias ancestrales
Superada la época
primitiva, al menos en el mundo occidental pues en el resto del mundo los
conjuros continuaron practicándose, encontramos en la historia, tanto en Roma
como en el oriente y otros lugares, fiestas dionisíacas de celebración multitudinaria de hombres que, como
decía Nietzsche, trasformados, celebraban la reunión del hombre con su
naturaleza. Esta trasformación, dulcificada en Atenas y salvaje y violenta por
doquier demuestra que la reconciliación es más propiamente una liberación de
los más bajos instintos que serán muy naturales pero más propios de los
animales sin la prudencia que impone la razón en el hombre civilizado y que
solo en Grecia trasformó en arte.
Más adelante, en
aquel pasado, la iglesia realizó la consagración
del pan mediante un ritual convirtiéndolo en el cuerpo del Señor, es decir,
nos encontramos en una época que admira el mundo material, a diferencia de aquel que admira el mundo
espiritual y el nuestro presente que admira la objetividad.
Lo mismo se aplica a
las procesiones, a los autos de fe y
a la celebración de la eucaristía. Nada de ello pertenece al mundo real, sino
al mundo de la interpretación. Caso distinto es el de las ejecuciones, y las
romerías según las conocemos ahora. En las primeras, al ciudadano se le hace
participar del poder público. En las fiestas, en cambio, el hombre actúa
libremente para expresar sus emociones.
En definitiva, el
contenido conceptual del arte del siglo XX no es lo que determina la aparición
de una nueva forma artística porque no es una nueva forma de arte. Lo que hacen
los artistas conceptuales es tratar de conceptos con unos medios que ya
existían pero es necesario conocer el sentido de esa manifestación para poder concebir
su significado.
Nosotros encontramos
los tres principios que guían este tipo de manifestaciones en cada época de la
historia ya que comprender lo que es el arte permite la interpretación de
cualquier manifestación artística basada en un principio y no en un parecer,
evitándose el error y las conjeturas.
Otras manifestaciones
En la vida religiosa
y en la privada encontramos actos similares a los del arte del siglo XX que son
actos reales o formas de expresión artística empleadas con una finalidad
religiosa como se emplearon con el mismo fin otras muchas formas de arte. Entre
esos otros actos, agrupados por triadas, encontramos:
Libaciones,
sacrificios, ofrendas.
Felicitaciones
(personales), banquetes (colectivos), regalos (objetos).
Fiestas (privados),
festejos (públicos), homenajes (premios).
Dionisíacas (divinos),
romerías (mundanos), ejecuciones (castigos).
Procesiones
(acercamiento a dios), Misas (comunión), Autos de fe (juicios).
En resumen, a lo
largo del tiempo y en distintos ámbitos encontramos expresiones equivalentes a
lo que se ha denominado arte conceptual que muestran los contenidos que
preocupan en su tiempo, desarrollados en las tres formas que poseen los
principios, a saber, espiritual, material y racional, con los medios
adecuados a cada ámbito.
Este texto ha sido enviado gentílmente por su autor para ser publicado en nuestro espacio.
http://esquimal.ucoz.com/news/duchamp_nada_nuevo_bajo_el_sol/2013-11-12-320
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