por Lluis Bosch Marti Bonart nº 96, Octubre
2007
Cada día hay menos artistas, tanto antiguos como
sobre todo modernos, que me interesen. A pesar de eso, sigo aún
admirando los viejos Grunewald, Brueghel, Tintoretto, y los modernos
Goya, Turner, Van Gogh, Beekman, Otto Dix y Gortz.
Sólo me faltaba leer una biografía de William
Blake, poeta, pintor y grabador inglés, del que hace años pudimos leer
unas páginas traducidas al catalán del historiador inglés W. P. Thomson,
autor de uno de los estudios más innovadores sobre el complejo y genial
artista poeta revolucionario inglés. No sabemos por qué, después de 10
años de publicada -el año 1994- en Inglaterra, este ensayo sobre Blake
no ha merecido ser traducido por nuestras editoriales, ni en catalán ni
en castellano, donde se encuentran títulos tan célebres como los dos
volúmenes de La formación de la clase obrera inglesa, y la monumental
biografía de William Morris, artista, poeta y creador polifacético, y
uno de los principales socialistas utópicos de la política y el
socialismo europeo.
"RETRATOS" DE VIEJAS Y NUEVAS REVOLUCIONES.
Pero si hoy por fin podemos escribir sobre William Blake es porque en
Barcelona los editores de la revista El Viejo Topo, entre sus varias
colecciones de libros, en especial dedicados a la historia y al ensayo
político, han creado una pequeña colección de biografías titulada
Retratos.Hasta ahora hay publicadas, entre otras, las biografías de
Rembrandt, Shakespeare, Einstein y destacan W. Blake, flagelo de
tiranos, de Judy Cox. Libretos muy bien editados, con una serie de
ilustraciones en color de las principales obras artísticas de sus
autores. Es evidente que los del El Viejo Topo no olvidan la dimensión
politico-revolucionaria de estos creadores y sus implicaciones sociales,
estéticas e históricas en la transformación cultural de su época.
En el caso de Rembrandt y de este último, la
dedicada a W. Blake, son materiales históricos dedicados a los actuales
artistas desolados, desorientados e impotentes, ante las derrotas y
fracasos de las viejas revoluciones socialistas, ante el nuevo
totalitarismo, mercantilismo e inhumanidad de la sociedad capitalista
post-moderna y planetaria.
La vida y la obra de artistas como Rembrandt,
Blake o Van Gogh nos expresan las últimas rebeliones y la imposibilidad
de ser artista auténtico y libre innovador dentro del terrible mercado
del capitalismo otoñal en crisis. W. Blake, artista y poeta total, en
especial en sus grabados, como artesano independiente, sin mucho dinero
para financiarse, solo en discontinuas ayudas de sus amigos. No podía
competir la nueva sociedad burguesa con las nuevas empresas de
impresión, calcografía, editorial de libros, marchantes, galeristas y
coleccionistas, que editan, promocionan y venden autores domesticados,
de los que se quedan el 50% o más de la venta de sus obras.
W. BLAKE VISIONARIO. W. Blake, como artista
radical y visionario y de tendencias espiritualistas y revolucionarias, a
la vez admirador y seguidor de los hombres e ideas de la Revolución
Francesa y de los antiguos puritanos ingleses de Cronwell y Milton.
Defensor de los pobres, los nuevos trabajadores industriales, los niños y
mujeres que trabajaban juntos jornadas interminables.
A pesar de su trascendentalismo espiritualista,
no era un místico alejado del mundanal ruido, sino que fue uno de los
primeros y más geniales poetas y grabadores, y en su poesía denunció
antes incluso que Marx la nueva enajenación y explotación por parte de
la sociedad industrial, de los trabajadores encadenados a las máquinas y
pagados de una forma miserable, criticando al naciente imperialismo
militarista británico, la Monarquía, la vieja nobleza y la nueva
burguesía capitalista más brutal y depredadora.
W. Blake denuncia todo eso a escondidas, con un
lenguaje de una simbología miticobíblica poética, con unas grandiosas
imágenes, composiciones y figuras inspiradas en Miguel Ángel, como él
genial dibujante, lleno de imaginación y de formidables visiones
criticofantásticas de la nueva Divina Comedia de la modernidad.
Blake, como artista místico y visionario, y a la
vez jacobino revolucionario, denunciaba que todos los días era más
evidente que la riqueza de unas minorías se basaba en la explotación de
la mayoría.
Por ello satirizaba a todo el stablishment, a la
monarquía, a las iglesias oficiales, a los comerciantes, al ejército,
todo contribuía a mantener el sistema de opresión. Fue el primero, antes
que Marx, en hablar de la enajenación, de los trabajadores a máquinas
mal pagadas. Hoy, después de tantos fracasos -las enajenaciones
tecnomercantilistas y totalitarias son casi absolutas- estamos tentados
como Blake de retirarnos hacia el mundo interior, si no avistamos
ninguna transformación social humanizadora posible en la tierra. Una vez
más, el fracaso de la Revolución hace volver al Misticismo.
Termino con lo que escribió Jacob Bronowsky: "en
todos sus poemas resuenan las huellas de hierro de la Era Moderna, la
Guerra, la opresión, las máquinas, la pobreza y la pérdida de
personalidad. Éste es el poder profético de Blake".
Tomado de: Revista Bonart No 96 2007
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