Dios juega a los dados... trucados
Miguel García Casas
Reflexionar
sobre la naturaleza del azar no es tarea baladí pues, por poner
ejemplos, la teoría cuántica lo asume consustancialmente para explicar
las propiedades físico-químicas de la materia. En el campo de la
biología, la selección natural se fundamenta en la existencia de un
motor de azar y un proceso posterior de filtrado de esos actos
aleatorios; en cuanto a la lingüística Saussure dice la lengua no premedita nada; sus piezas se desplazan - o mejor se modifican - espontánea y fortuitamente.
El azar se sitúa en
una frontera de nuestra razón y es reconocible porque representa una
ruptura con la causalidad. Cuando aparece en un proceso dirigimos
nuestra mirada a otros fenómenos anejos porque poco podemos explicar a
partir de él; así la selección natural, una vez establece la aparición
de mutaciones al azar, se dedica a buscar explicaciones en la acción
selectiva que la naturaleza impone al ser mutante. Monod hace referencia
al concepto de azar sobre el que se fundamenta la ciencia el puro azar, el único azar, libertad absoluta pero ciega…. Pero,
¿y si el azar fuera algo más que un mero accidente del destino, que una
caprichosa interferencia de la ilógica en los avatares o un absurdo
acontecimiento? ¿Y si el azar fuera en sí una respuesta?
Es mi intención indagar sobre el azar en los sistemas, en la
convicción de que los fenómenos fisico-químicos y biológicos suceden en
su interior. Según la teoría de sistemas, un sistema posee una
estructura o conjunto de relaciones no fortuitas que ligan las partes
entre ellas y el todo. Cada parte del sistema posee propiedades internas
o de la naturaleza de la parte y externas en función del lugar que
ocupa la parte en el seno del sistema. Cuando la complejidad de la parte
es mayor que lo que le rodea la parte depende más de su propia
naturaleza, pero cuando es al revés las relaciones entre las partes son
más importantes que las partes mismas.
Las realidades no percibidas por nosotros son abundantes. Vivimos en
un mundo impregnado de ondas hasta la saciedad: radio, televisión,
rayos X, ultravioletas, ultrasonidos, que no percibimos a pesar de que
están aquí. Aparatos sensibles a estas ondas nos demuestran su
existencia y abundancia sobre la que no dudamos.
La teoría de la relatividad contribuye como un cuerpo teórico y
experimental a mostrarnos una realidad no percibida: la existencia de un
tiempo relativo y por tanto no absoluto a causa de la influencia de la
gravedad; a mayor gravedad el tiempo transcurre más lentamente. Además
el espacio manifiesta cuatro dimensiones de tal modo que las
trayectorias de los astros que observamos curvilíneas, en nuestra
percepción en tres dimensiones, son en realidad trayectorias rectilíneas
en el universo real tetradimensional.
Por su parte la teoría de las supercuerdas nos habla de un universo
de 10 o más dimensiones materiales de las que observaríamos tres y el
resto se dispondrían enrolladas en un pequeño espacio.
La teoría cuántica expone una serie de ecuaciones matemáticas cuya
interpretación reta a la fantasía; nos muestra a veces un universo en
extraña relación con el tiempo, y en el que las relaciones causales no
existen puesto que la relación causa-efecto exige la existencia de un
tiempo coherente con el discurrir de los acontecimientos. Sin embargo,
nos muestra también que las partes de este universo intercambian
influencias que experimentalmente han sido detectadas a pesar de que el
tiempo no transcurra; parecen relaciones dentro de una acronología.
El término acronología lo utilizo en sentido restrictivo como
instante inaccesible por la lógica crono-causal. Sin embargo, es posible
utilizarlo en una versión más radical como un escenario atemporal en el
que pasado y futuro se presentaran simultáneamente. Desde esta versión
radical sería posible generar respuestas influidas por la observación
acronológica de lo que es pasado y futuro en nuestra lógica temporal.
Ambas versiones de la acronología cuadrarían con la hipótesis del azar
aquí manifestada, en el sentido de que serían innaccesibles para
nosotros.
En 1982 Alain Aspect hizo emitir fotones en direcciones opuestas y a
la velocidad de la luz hacia dos ventanas diferentes. La experiencia
mostraba que ambos fotones en el momento de atravesar las ventanas
estaban comunicados a pesar de que dicha comunicación era simultánea; es
decir, no había un tiempo intermedio para permitir una causalidad,
ningún tipo de onda podía haber informado
puesto que los fotones se separaban a la velocidad de la luz y en
direcciones opuestas. Sin embargo, en el instante de atravesar la
ventana un fotón sabía si el otro había atravesado la suya, y hacía lo
mismo, condicionaba su paso por la ventana a lo que el otro hubiera
hecho. Se habla entonces de la no separabilidad, de una interconexión
fuera del tiempo.
En la misma línea dos partículas alejadas años luz en direcciones
opuestas, si se registra su dirección de giro (spin) giran en
direcciones contrarias entre sí, pues son capaces de saber la una de la
otra cual es su giro para ponerse a girar al revés. Estas relaciones le
llevan al físico John A. Wheeler a decir de algún modo el universo es un universo participativo.
Todas estas teorías, relatividad, supercuerdas, teoría cuántica,
acometen realidades desde perspectivas inusitadas no hace tanto tiempo y
nos hablan de un universo al que habitamos sin percibirlo
correctamente. ¿Existe el tiempo? Según la relatividad sí, pero no es un
valor absoluto; según la teoría cuántica los sucesos son azarosos, la
causalidad pierde protagonismo, quizá porque el tiempo no es
determinante, tal como nos muestra Aspect en su experiencia.
La teoría cuántica es susceptible de aplicarse al mundo atómico y al
macroscópico, en cuanto a la relatividad es muy difícil comprobar su
acción en el mundo atómico debido a la debilidad de la gravedad
especialmente en la proximidad del átomo. Ambas teorías muestran
aplicación sobre diferentes campos de la investigación y el desarrollo
tecnológico de productos de uso habitual en la sociedad. Así la
corrección del tiempo a diferente gravedad es necesaria para calcular la
posición de los objetos terrestres desde satélites, y la teoría
cuántica se aplica en el desarrollo de transistores y semiconductores.
Si asumimos que la realidad existe, ¿podría ser percibida en un
plano cronológico? Evidentemente nosotros somos la prueba de que sí,
nuestra lógica es de causa-efecto y por tanto basada en el uso del
tiempo. ¿Podría ser percibida en un plano acronológico? La no
separabilidad dice que sí. Es más probablemente todo ente no vivo no
puede establecer una respuesta cronológica porque no percibe el tiempo,
el sol no realiza una acción como efecto de una causa sino como un
resultado acronológico de una no separabilidad de sus partes y de otros
objetos que le influyen. Incluso la relatividad nos ofrece una imagen de
la gravedad consistente en una deformación del espacio-tiempo, quizá un
nexo simultáneo acronológico; lo cierto es que ninguna antena ha
captado jamás, hasta ahora, una onda gravitatoria.
Un universo dotado de cuatro dimensiones materiales o sin tiempo es
inalcanzable por nuestra razón, sólo nos acercamos a una frontera en la
que tenemos que renunciar a las representaciones espaciales o debemos
manejar algún instante de tiempo para razonar: son condicionamientos
vitales nuestros.
La percepción del tiempo debió surgir con la aparición de los
animales, organismos dotados por primera vez de movimiento autónomo que
exige el cálculo de causalidad, dónde estoy ahora - dónde estaré luego:
ahora, luego, tiempo. Todos aquellos objetos que no gozan del movimiento
autónomo no deben percibir el tiempo puesto que para ellos sería una
propiedad estúpida. Su funcionamiento y sus respuestas deben basarse
lógicamente en otros parámetros que le ligan al entorno: quizá la no
separabilidad.
Ningún otro organismo necesita calcular puenteando presente y
futuro, el desarrollo de las cualidades animales perfecciona los
mecanismos de causalidad en donde la masa, el espacio y el tiempo
interaccionan. Un animal nunca explicará prescindiendo del tiempo, está
condenado a él del mismo modo que se encuentra atrapado en una lógica
material tridimensional, pues aunque pueda pensar en una cuarta
dimensión material no puede representar ningún objeto de cuatro
dimensiones, es imposible.
Pero si existiera el mundo atemporal estructurado tal como nos
muestra Alain Aspect e impregnado de la no separabilidad, ¿cómo lo
observaríamos desde nuestra percepción temporal? El mundo cronológico y
el acronológico interseccionarían sobre la realidad y las respuestas del
mundo acronológico podrían ser en muchos casos inesperadas en cuanto no
responderían a nuestra lógica temporal.
Imaginemos que se introduce un estímulo en el universo y que se
desencadenan respuestas, unas de ellas se darían respondiendo a una
lógica acronológica y otras a una lógica cronológica. Si las respuestas
de origen acronológico demuestran un orden debe ser porque la fuente de
estas respuestas está ordenada, aunque consideradas una a una las
respuestas parezcan inesperadas y escapen a nuestra lógica.
Reflexionaremos a continuación sobre el dado como simulador de azar y
hablo de simulador porque a mi entender nos ofrece claves para
comprender el azar aunque sea tan natural como un rascacielos, un
producto manufacturado por el hombre. El auténtico azar debe ser natural
y por tanto presentarse espontáneamente en la naturaleza.
Si contemplamos un dado como si pudiéramos hacerlo al margen del
tiempo observaríamos obviamente una estructura regular no solamente en
cuanto a estar constituida por un cubo perfecto, sino dotado de una masa
interior homogénea e igualmente repartida. Cada una de las partes en
las que mentalmente pudiéramos dividir el dado posee una información del
resto y como resultado de esta propiedad fuera del tiempo actuará el
dado dentro del tiempo.
Así cuando el dado
sea movido por una fuerza aparecerá un número impredecible; en cada acto
similar se generará un número al azar. Sin embargo, cuando recogemos
una gran serie de datos al azar producidos por el dado aparece un gran
misterio, se nos muestra un conjunto ordenado perfectamente, hay 1/6 de
1, 1/6 de 2, 1/6 de 3, 1/6 de 4, 1/6 de 5 y 1/6 de 6. Este hecho se debe
indudablemente a que la estructura absolutamente ordenada que produce
como resultado el acto aleatorio termina retratándose cuando ejecuta el
azar. El azar no es producto del desorden, sino del orden. Variando las
características del dado obtendríamos distintos comportamientos
azarosos, pero la estructura del dado se reflejaría en la estructura de
los datos.
Del mismo modo en informática podemos simular el azar ajustándolo a
distintas distribuciones que serían reflejo de la programación. La
programación produce por separado datos al azar, pero recogidos los
datos podríamos deducir la programación: si en un sistema que produce
azar existe una estructura, se manifestará.
En consecuencia es posible que en una estructura biológica la
manifestación del azar tienda a producir estructuras vivas, a mantener
el orden absolutamente necesario para los seres vivos, en vez de a
destrozar el orden e imponer el caos y la muerte.
Para mantener esta hipótesis sobre el azar es necesario asumir una
información basada en la no separabilidad entre las partes de un sistema
y la acronología; deben existir observaciones que se ajusten a esta
concepción, aunque desde el plano cronológico se intenten también
explicar con más o menos éxito. No es descartable que las respuestas
obtenidas desde un mundo acronológico, basado en la no separabilidad, y
un mundo cronológico basado en la causalidad, sean complementarias.
Existen experiencias y análisis que podrían reinterpretarse de
acuerdo a la acronología. Un conjunto de individuos, que pueden ser
hombres, ratas o monos, o incluso cristales, por ejemplo, realizan
acciones novedosas, posteriormente se observa cómo dichas acciones se
producen en el resto de individuos de su clase o especie aunque estén
alejados y no hayan recibido información sobre los hechos que ahora
realizan: monos que lavan batatas, ratas que resuelven laberintos,
hombres que reconocen rostros en dibujos abstractos, cristales que
cristalizan.
Puede pensarse que en estas experiencias hay un antes y un después,
pero el que nuestras interpretaciones sólo puedan ir por ahí, no
significa que ese sea el sendero correcto. La ruta alternativa podría
consistir en que la transmisión es instantánea, pero ¿qué significa?
¿que ese instante se puede dividir en dos o más y entonces asumir un
tiempo que pueda establecer una causalidad? Las experiencias comentadas
se realizan en términos de probabilidad es decir, de azar; para que el
azar sea inaccesible, no hay mejor manera que blindarlo con acronología.
Si es inaccesible nadie podrá manejar el universo a su antojo. Sería
terrible que el Universo cayera en manos del hombre, la guerra de las
galaxias se haría realidad. Menudo éxito…
Me referiré también a resultados obtenidos por Andreu y yo mismo en
el sistema lingüístico. Simulamos cambios aleatorios del lenguaje
solicitando de un grupo extenso de alumnos que inventaran palabras;
luego hicimos lo mismo pero con la restricción de no poder utilizar los
fonemas /p/, /t/ y /k/ conocidos en fonética como oclusivos tensos. Las
palabras se inventaban escribiéndolas, luego eran recogidas y analizadas
cualitativa y cuantitativamente. La conclusión es que los alumnos
sustituían los fonemas oclusivos tensos por sus correlatos oclusivos
laxos /b/, /d/ y /g/. De otro modo, la estructura del sistema
lingüístico actuaba por medio del azar en los cambios que se producían
manifestando una tendencia hacia cierto grupo similar de fonemas y no a
otros; los rasgos distintivos que explican la estructura del lenguaje se
expresan y reflejan en los cambios aleatorios.
Citando las experiencias de Hall respecto a la probabilidad de
presentación simultánea de dos mutaciones relacionadas con el
aprovechamiento del triptófano, Cedano basándose en la probabilidad de
mutación plantea la existencia de un mecanismo de corrección de errores
en los seres vivos, un debugger biológico. La probabilidad de la primera
mutación era x, de la segunda y, de las dos a la vez debiera ser x*y,
sin embargo, era cien millones de veces mayor. En este caso cuanto más
complejo es el cambio éste se ve más favorecido de lo esperado. En
palabras de Cedano es evidente que se estaba produciendo un mecanismo de evolución guiada y facilitada.
Sin acudir, en principio, a la solución aportada por Cedano es una
cuestión matemática simple la explicación del resultado: las
probabilidades de ambas mutaciones no son independientes. Por ejemplo la
probabilidad de que un alumno suspenda matemáticas es x y la
probabilidad de que suspenda física es y, pero como los alumnos dotados
para las matemáticas suelen estar dotados también para la física, la
probabilidad de que un alumno suspenda a la vez ambas asignaturas es
mucho menor de la esperada. El nexo que explica la no independencia de
ambas probabilidades es que el sistema cerebral posee una estructura
interna que liga la capacitación para ambas materias.
Imaginemos un tipo de dado con el que obtenemos la siguiente frecuencia de resultados:
1/4 2, 2/4 7, 1/4 12
Les daré más información: estos datos han sido obtenidos tirando dos dados a la vez.
La probabilidad de obtener 2 sería el producto de las probabilidades
de obtener 1, es decir: 1/6 * 1/6 = 1/36. Sin embargo, la probabilidad
obtenida es 9 veces mayor ¿por qué? porque no son independientes los
dados, ya que los pegue por la cara del 5, por eso no aparece el 10. La
estructura de los dos dados es no separable y la probabilidad de suceder
un fenómeno se modifica notablemente.
Desde la perspectiva
acronológica la probabilidad de que dos sucesos se produzcan en la
naturaleza de un modo natural, siempre que exista un sistema, se
modificaría por la información contenida en la estructura que la
produce. De tal modo el debugger sugerido por Cedano se potenciaría por
el azar y el sistema ganaría eficiencia.
En la biología evolutiva darwiniana las observaciones siempre han
sido interpretadas como pertenecientes a un mundo cronológico puro. No
obstante, cuando Monod sugiere que el organismo está sujeto a una
selección no sólo exterior sino también interior y que cuando el
organismo toma la decisión de mutar toma decisiones de otras mutaciones
que permitan la viabilidad de la primera, nos está quizá dando pie a
hablar de la no separabilidad. La jirafa puede alargar el cuello, pero
este alargamiento es letal si no se producen otros cambios de tipo
circulatorio interno.
Habría que distinguir el azar natural del provocado; no debe ser lo
mismo. Las mutaciones provocadas son normalmente letales y por tanto
inviables; sin embargo, la naturaleza nos muestra una proliferación de
mutaciones exitosas y viables. Ello debe ser porque al forzar la
mutación alteramos la estructura interna provocadora de azar, es como si
entráramos con un elefante en una cacharrería, o como si quisiéramos
modificar la programación de un archivo ejecutable previamente compilado
(traducido a código máquina) sin el uso previo de un descompilador; lo
más natural en este caso es estropear el fichero.
El azar biológico puede producir estructuras biológicas; si es así
habrá que cuestionarse el auténtico papel de la selección natural,
porque desde luego no determinaría tanto la naturaleza de la
especiación. Si antes de pasar por el filtro hay que obtener la solución
a filtrar, ello significa que es previo el acto aleatorio al filtro
causal y que, por tanto, todas las posibilidades exitosas que existen o
que hayan existido son y han sido respuestas previas a la selección. Es
probable que el azar biológico produzca soluciones biológicas ordenadas
de acuerdo con la naturaleza de la vida en vez de respuestas que
torpedeen la compleja viabilidad del organismo.
Considerando el azar como respuesta, se muestran predecibles
observaciones como la que cita Giordan que realizó Culmann: las fibras
óseas del fémur, que observadas a determinado nivel están dispuestas de
manera aleatoria, se distribuyen exactamente teniendo en cuenta las
líneas de fuerza que se ejercen en el material del hueso. El resultado
es una estructura difícil de superar desde una perspectiva fisiológica.
De otro modo: el resultado del azar está, como mínimo, a la altura de
una respuesta crono-causal.
Ruiz de Gopegui habla del hombre como una casualidad cósmica; para
él, entre otros, el Universo evoluciona en dos fases diferenciadas: la
atomicoquímica en las que las leyes físicas tienen un papel
preponderante sobre el azar y la evolución biológica en la que el azar
juega un papel preponderante. Permítanme otra lectura de la misma
afirmación: el Universo no puede existir sin azar, su papel es tanto más
importante cuanto más complejo es el sistema. La teoría de sistemas nos
dice que cuanto más complejo es un sistema las relaciones entre sus
partes se vuelven más importantes que las partes mismas. De este modo el
azar gana importancia conforme la complejidad aumenta porque el azar es
la huella de una relación, de unas estructuras que existen en la
intimidad de los sistemas. La naturaleza no existiría sin el azar. De
acuerdo a la teoría de sistemas, conforme se incrementa la complejidad
las relaciones entre las partes se hacen más importantes, y es ahí donde
el azar aparece más. Estamos pues ante una pista entre relación y azar,
sugiriéndonos otra vez que el azar es una relación expresada. Cedano
compara la evolución azarosa en la naturaleza con la programación al
azar, ningún programador confiaría en el azar para programar: Sin duda
dicho azar es artificial y desligado del sistema informático, pero un
azar natural integrado en el sistema podría tener un papel más relevante
en la naturaleza.
Un azar fruto de la desinformación, producido por una masa amorfa y
desordenada produciría desorden, caos y muerte. El papel del azar no
parece haber sido ese. En ausencia de la lógica causa-efecto-tiempo, que
es animal y humana, el universo funciona mediante reacciones entre sus
partes que reciben información acronológica del sistema. Ante nosotros
esta información aparece como azar, pero el azar es consustancial,
habitual y reflejo de la estructura del Universo. Cuando Dios tira los
dados no tiende a salir cualquier cara, los tiene trucados y gracias a
ello existe el mundo como es, del que se explica aquello que es
explicable, por desgracia en todo aquello en lo que el azar no
interviene. No estamos hechos a imagen y semejanza del azar, pero sí del
sistema que formamos, el cual nos rige a través del azar. La naturaleza
del Universo es azarosa y gracias al azar se muestra ante nosotros como
es.
Una analogía de nuestro Universo sería una película dividida en
fotogramas: el escenario representaría al Universo, cada fotograma por
separado expresa un conjunto de elementos que mantienen una estructura
en un tiempo acronológico, sus partes están perfectamente relacionadas
constituyendo una imagen que comprendemos. Esta relación comprendida
equivaldría al nexo acronológico del sistema. En nuestro mundo
cronológico la sucesión de fotogramas, la película, es lo que es
susceptible de ser analizado con nuestra lógica pues representa una
acción en el espacio tiempo.
Les cuento la película: Son dos personajes sentados, se mueven y es
predecible que variarán las posiciones de las partes del cuerpo; de
repente en un fotograma aparece una mutación por azar, por la parte
izquierda vemos la primera imagen de una mariposa que en los siguientes
fotogramas cruzará hacia la derecha. ¿De dónde ha salido la mariposa?,
no estaba en el fotograma anterior, ha sido el azar. A partir de la
primera aparición aplicamos la lógica crono-causal que no podemos
aplicar al azar-mutación de la imagen inicial del lepidóptero. Más
todavía, ¿de dónde salió todo el escenario? Yo que he visto toda la
película les aseguro que en el primer fotograma aparece un punto por
azar que explota. No puedo saber de dónde viene, cuál es su causa,
porque allí desaparece el tiempo, incluso para la lógica
espacio-temporal.
Recopilando:
1.- El azar natural y el artificial son distintos.
2.- El azar es una respuesta natural que forma parte de una propiedad autocreadora de los sistemas.
3.- El azar es producido por una estructura y por ello muestra
también una estructura y contribuye a crear estructuras. (Consideremos
la estructura como un conjunto de partes ordenadas).
4.- El azar es inaccesible porque se debe a la no separabilidad de
las partes de un sistema en un escenario acronológico. Por tal razón
nuestra lógica causal y cronológica no lo puede abordar.
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