Esther Leslie
En Gran Bretaña, como en cualquier lugar, la cultura es el
artilugio maravilloso que da más de lo que pide. Como un ungüento fantástico en
algún cuento de los Hermanos Grimm, esta sustancia mágica provee y provee,
generando y aumentando el valor, tanto para el Estado como para el capital
privado. La cultura se postula como un modo de producción de valor: por sus efectos
en el relanzamiento de la economía y la creación de riqueza; por su talento
para la regeneración urbana mediante el alza en el precio de la vivienda y la
introducción de nuevos emprendimientos comerciales basados sobre todo en la
economía de servicios; y por sus beneficios como una form
...
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