Nuestro tiempo, no 659.
El Muro de Berlín fue mucho más que una frontera geográfica. A uno y
otro lado se consolidaron dos modos de entender la política, la cultura,
las ideologías, la humanidad misma. El 9 de noviembre de 1989, cuando
se derrumbó de forma pacífica, el este europeo tuvo que reinventarse, y
occidente descubrió que no todo era un gulag al otro lado del telón de
acero. Las ruinas del muro forman hoy una cicatriz que tiene algo de
símbolo: es la herida que han dejado en la historia los principales
totalitarismos del siglo XX.
MUNDO
ANTES: Un orden internacional acartonado
La guerra fría, a pesar de su amenaza, tenía una nítida sencillez.
Bipolaridad entre Washington y Moscú, Tercer Mundo debatiéndose por un
difícil no alineamiento, puesta en marcha de la integ
...
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