Brian Holmes
Ricardo Basbaum 'Capsules (NBP x me-you)' 2000.
El proyecto, entre cuyos socios se contaban departamentos
universitarios y un museo de arte, se hizo público mediante la revista
web del grupo ephemera, dedicado a "la teoría y la política en
organización”. Una de las maneras de interpretar el experimento es
entenderlo como un intento de modelar teóricamente una repetición
artística de los procesos de organización que están en el origen de las
grandes contracumbres y foros sociales que han marcado el horizonte de
la política contemporánea (y a los que ephemera ha dedicado un muy
interesante monográfico). Pero podría también entenderse como una
deliberada subversión del modo en que la universidad produce
conocimiento: una paradójica deriva a lo largo de las curvas fijas de la
línea ferroviaria, una especie de "deriva continental” hacia
posibilidades inexploradas. El título del acontecimiento era Capturing
the Moving Mind: Management and Movement in the Age of Permanently
Temporary War (Capturar la mente en movimiento: gestión y movimiento en
la era de la guerra permanentemente temporal). Cito de la convocatoria
inicial:
"En septiembre de 2005 tendrá lugar un encuentro en el tren
Transiberiano de Moscú a Beijing vía Novosibirsk. El propósito de este
encuentro es ‘cosmológico’. Querríamos reunir un grupo de personas,
investigadoras e investigadores, filósofos y filósofas, artistas y otra
gente interesada en los cambios que están en marcha en la sociedad,
gente que se comprometa a cambiar tanto la sociedad como su propia
imagen en movimiento, una imagen del tiempo”[28].
Este "experimento organizativo” parte del estado de ansiedad
existencial e inquietud ontológica que resulta inevitablemente de
cualquier suspensión de las estructuras de control y de los imperativos
de producción que normalmente actúan para canalizar la hipermovilidad de
los individuos flexibles. ¿Qué podría acaecer por la movilidad de una
mente múltiple dentro del largo, estrecho, compartimentado espacio de un
tren que serpentea atravesando la tierra baldía siberiana? ¿Qué formas
de discurso intelectual y práctica artística podrían surgir entre los
miembros de un grupo vinculado y dislocado? ¿Y qué sucedería en las
paradas, en Moscú, Novosibirsk y Beijing, donde se organizaban
conferencias con colegas universitarios estables? Al intentar
corporeizar el sentido contemporáneo de precariedad de la vida,
inculcándole una poética de la movilidad y la fuga, el proyecto buscaba
generar un imaginario del encuentro. Dos participantes, reflexionando
sobre "las jerarquías explícitas y ocultas” de las diferentes formas de
trabajo precario, expresaron este imaginario en términos directamente
políticos: "Una de las tareas más urgentes es que estos diferentes tipos
de precariado… se unan en un encuentro real. Lo que se necesita es una
conciencia de clase para el conjunto del trabajo precario que permita a
todo el precariado ver sus relaciones mutuas y su interdependencia”[29].
La pregunta es: ¿cómo comenzar a moverse hacia tal objetivo? ¿Cómo
lanzar un movimiento de la mente en el interior de las múltiples
coacciones del capitalismo cognitivo? La manera en que se enmarcaba el
proyecto –el modo de anunciarlo y de formular sus problemáticas– es una
de las claves del intento. Buscaba establecer los horizontes que una
práctica improvisadora explorará, y en última instancia deconstruirá, en
el curso de una experiencia transformadora. En el centro de este
esfuerzo había un documento de "toma de posición” que interpretaba las
principales ideas de los últimos quince años sobre el carácter flexible,
móvil, no jerárquico del trabajo posfordista. El documento enfocaba las
maneras en que los procesos colaborativos se guían, canalizan e
instrumentalizan mediante las estrategias de control de los medios de
comunicación. Esta "captura de la mente en movimiento” se situaba en el
contexto del estado de guerra temporal sin fin: un conflicto
caracterizado por la doctrina Bush de la guerra preventiva, que aquí se
consideraba la expresión máxima del intento de controlar las fuentes de
posibilidad humana.
El análisis culminaba en la definición de "una nueva forma de control
y organización” que es fundamentalmente arbitraria: "Opera sin
legitimación institucional, o bien su lógica y fundamentos parecen
cambiar de un día a otro: es el poder sin logos, esto es, el poder
arbitrario o el poder puro, el poder sin ninguna relación permanente con
la ley, la norma o alguna tarea particular”[30]. Y esta forma
contemporánea de poder se pone en relación con la fluctuación de las
divisas: "Mientras que la disciplina estaba siempre relacionada con las
monedas acuñadas que tenían el oro como estándar numérico, el control se
basa en tasas de cambio de libre flotación, en la modulación y
organización del movimiento de divisas. En breve, intenta seguir o
imitar los movimientos y los cambios como tales, sin prestar atención a
sus contenidos específicos. La economía del conocimiento es la
continuación del capitalismo sin fundamentos, y el poder arbitrario es
su forma lógica de organización”.
Es ésta una crítica explícita del mismo dispositivo que Goldberg
analizaba en su performance. El poder arbitrario existe como amenaza
coercitiva a la movilidad subjetiva: ésa es la "posición” que toma el
documento. Pero su disposición es performativa, busca producir "una
performance de movimiento”, está orientada a un "teatro del futuro”. La
conclusión del texto hace referencia a un extraordinario pasaje de
Diferencia y repetición en el que Deleuze contrasta la movilidad
filosófica de Kierkegaard y Nietszche con la "mediación” y "falso
movimiento” de la representación en Hegel: escribe Deleuze que para
aquéllos "no es suficiente proponer una nueva representación del
movimiento; la representación es ya mediación. Más bien, la cuestión es
producir dentro de la obra un movimiento capaz de afectar la mente fuera
de toda representación; es cuestión de hacer del propio movimiento una
obra, sin interposición; de sustituir las representaciones mediadoras
por signos directos; de inventar vibraciones, rotaciones, remolinos,
gravitaciones, danzas o saltos que toquen directamente la mente”[31].
Todos los elementos del aparato que enmarca el proyecto parecen
converger en esta ambición de ir más allá de la representación con el
fin de afectar los movimientos de la mente, dar forma al despliegue de
un proceso que se capturará en los raíles de la línea transiberiana pero
que permanecerá incierto en sus resultados. Y la misma ambición, o el
deseo de enfrentar la misma paradoja desestabilizadora, se puede
observar en las propuestas del propio viaje, que oscilan desde
experimentos conceptuales en ciencias sociales hasta proyectos
artísticos y performances por medio de invenciones tecnológicas tales
como una emisora de radio en el tren y una plataforma Mobicasting para
la transmisión en vivo de imágenes digitales a un emplazamiento lejano
en un museo finlandés. Lo que está en juego aquí es un experimento de
contramodulación: un intento de aferrar el potencial sobrecodificado y
canalizado por el signo monetario para empujarlo a un movimiento libre.
Aún así, es precisamente respecto a esta ambición que surge la más
profunda ansiedad: "¿Pero cuál era realmente la diferencia entre nuestro
experimento y los llamados reality-shows televisivos como Gran Hermano?
¿O estábamos sencillamente imitando el modelo de producción
posfordista, en el que mezclar diferentes roles y competencias, artes y
ciencias, es el método básico para poner a trabajar no esta o aquella
habilidad particular, sino la facultad de ser humano como tal? ¿O acaso
nos hemos comprometido en un espectáculo, un seudoacontecimiento, un
falso acontecimiento de mercadotecnia del movimiento y del cruce de
fronteras sin capacidad o separado de toda capacidad real de
experimentar y comprometernos en ello?[32].
Frente a esta ansiedad, los intentos de afrontar las contradicciones
del viaje parecen gravitar alrededor de eventos performativos
espontáneos, registrados e interpretados por los y las participantes. El
primero fue un momento de vagabundeo espacial sobre los andenes de la
estación en el puesto fronterizo ruso de Naushki, en respuesta a la
rígida disciplina de los guardias que patrullan una frontera soberana.
Mientras esperaban la llamada de regreso al tren, miembros del grupo
trazaron caminos abstractos sobre los andenes frente a la aduana como
forma sublimada de resistencia. "Juntos y juntas crearon una especie de
patrón generador, fabricando curvas e interrupciones, relaciones de
proximidad, distancia y contacto, ilegibles para las técnicas de
frontera, pero que de alguna manera la existencia de ésta permitían”,
escribieron dos de los participantes[33]. Las ambiciones teatrales del
proyecto vuelven a surgir aquí, junto con las imágenes del texto de
Deleuze: "vibraciones, rotaciones, torbellinos, gravitaciones, danzas o
saltos que directamente tocan la mente”. El deseo es el de encontrar una
experiencia autotransformadora. Pero los propios participantes
sospechan de ese deseo: "Lo que pusimos en juego era una especie de
cifraje. Pero uno que no pedía ser descifrado, que se negaba a revelarse
y a etiquetarse, retrospectivamente, como un acto de transgresión”.
La localización en la frontera, el impulso por desnormalizar la
experiencia de cruzarla, la noción misma de transgresión, todo ello
evoca los estados "liminoides” descritos por el antropólogo Victor
Turner. El comportamiento liminoide lo define Turner como un tipo de
rito de paso moderno, un fluir sin anclaje de la communitas de la
experiencia tradicional, que tiende hacia la invención, la disrupción,
incluso la revolución. Éste era el gran sueño de la performance en la
década de 1960, epitomizada por el Living Theater[34]. Pero tal drama
manifiesto, del tipo que puede escenificarse en una protesta política o
en una contracumbre, es precisamente aquello que no se ofrece al grupo
del tren. En su lugar, se remiten a una típica resistencia posmoderna,
formulada lingüísticamente como una interrupción momentánea de la
gramática coactiva, inseparable de una restauración inmediata de las
reglas[35]. Esta restauración forzada quedaba subrayada por la severidad
de los guardias que se encontraron en la misma línea del tren media
hora después: "Para cruzar la frontera, como quedó claro en Sukhbaatar,
la ciudad fronteriza mongola, uno se ha de poner en pie para declarar
quién es. Por eso el grupo optó por levantarse y enfrentarse a sí mismo
en su condición altamente móvil y libre de desplazarse, mientras que
cada uno por separado había de mantenerse quieto frente a los guardias
en tanto que individuo y ciudadano”[36]. Esta declaración
autocontradictoria señala la consciencia de que la movilidad de la mente
colectiva no puede borrar y ni siquiera desafiar abiertamente la
disciplina individualizadora y la vigilancia ritualizada del Estado
nación. Las palabras "individual” y "ciudadano”, en este contexto en el
que la supuesta multitud entrega sus documentos de identidad a la mirada
de los guardias de fronteras, significan algo así como admitir la
derrota. La pregunta que surgía era cómo continuar.
La siguiente performance intentaba responder a esa pregunta, pero
recurriendo a la transgresión que la primera rechazaba. La acción tuvo
lugar en Beijing, en el complejo artístico Factory 798. Uno de los
viajeros, Luca Guzzetti, sociólogo en la Universidad de Génova, entró en
lo que habitualmente sería un estudio cerrado, que contenía la
exposición Rubbishmuseum del artista coreano Won Suk Han. Entre las
obras expuestas había apilado un cajón de arena tóxica llena de colillas
apagadas, de más de un pie de profundidad. "Con frecuencia, cuando vas a
una exposición de arte contemporáneo tienes el problema de averiguar si
la pieza de arte que tienes enfrente supuestamente está para ser tocada
y usada o sólo para ser mirada”, reflexiona Guzzetti. "Sucede que, en
la incertidumbre, te quedas mirando algo con lo que en realidad deberías
interactuar o, más raramente, que tocas algo que sólo deberías mirar.
En ese estudio de Factory 798 estuve seguro del uso del recipiente de
arena, y salté”[37].
Otros dos viajeros convencieron a Guzzetti de que rehiciese el salto
para registrarlo en fotos y vídeos, transformando así una acción
espontánea en una performance deliberada, y provocando una discusión
acalorada entre diferentes facciones del grupo sobre el tipo de
comportamiento adecuado para tratar el arte. La controversia continuó
durante la noche, despertando lo que algunos consideraban sentimientos
reprimidos acerca de la exclusión de un participante al comienzo del
viaje, por haberse emborrachado y perdido el pasaporte. Merece la pena
hacer notar que el mismo Guzzetti considera que la discusión fue inútil,
mientras que el autor de Rubbishmuseum, Won Suk Han, encontró que el
salto de Guzzetti fue un uso excelente de su trabajo. Dijo lo siguiente:
"No le hubiera dejado saltar solamente sobre los gusanos, sino que
hubiéramos hecho algunas performances sobre mi trabajo juntos. Me
hubiera gustado hablar más con él, porque pienso que podríamos llegar a
ser excelentes amigos”[38].
El salto y la consiguiente discusión aparecen como el anhelado
momento de liminalidad, el inevitable acto de transgresión que acaba por
aportar el material representacional para el conjunto del experimento.
La revista de arte finlandesa Framework contiene tres artículos
dedicados a él, y el número correspondiente de ephemera contiene seis,
incluyendo un complejo ensayo de la artista Bracha Lichtenberg-Ettinger,
quien ve el acto como una ocasión del grupo para entrar en lo que llama
"un espacio fronterizo matricial” donde poder comprometerse en una
"copoiesis”[39]. Los vídeos del suceso revelan cómo ella hizo hincapié
en el gesto de Guzzetti para provocar una confrontación tanto afectiva
como filosófica: como si respondiera a un deseo colectivo de producir
una verdad existencial. Desde fuera, sin embargo, la secuencia completa
del acontecimiento se nos aparece como una especie de psicodrama, con la
intensidad pero también los límites que la palabra sugiere. En efecto,
uno se puede cuestionar lo que este tipo de verdad produce, o cómo
contribuye, mediante su estatuto público como arte, a dar una
orientación más amplia al deseo colectivo. Y ésta era la pregunta de
Foucault en su trabajo tardío sobre la subjetivacion en las sociedades
capitalistas avanzadas: "¿A qué precio pueden los sujetos decir la
verdad sobre sí mismos?”[40].
La manera en que la historia de El salto y la representación de todo
el proyecto viene a girar en torno al tema de la copoiesis sugiere el
poder que la "voluntad de saber” tiene en la era posfordista: una
preocupación casi obsesiva por las energías subjetivas, focalizada sobre
los misterios productivos de la cooperación y la creatividad. En otras
palabras, el precio de la verdad –al menos en los circuitos artísticos y
académicos– parece ser una preocupación por evaluar las fuentes,
expresiones y usos de la energía vital de un grupo. Lo que tiende a
desaparecer en este proceso de evaluación en que se convierte la
autorepresentación del grupo, es la vasta topografía del viaje en sí:
todo un continente, las ruinas desmoronadas del proyecto soviético, el
crucial territorio geopolítico de Asia Central y el encuentro con las
nuevas fuerzas productivas de China. ¿Ha sido todo ello olvidado al
limitar el enfoque a las dinámicas de grupo?
El material representacional puede dar esa impresión; pero también
depende de a quién preguntes, de qué obras ves o qué textos lees. El
destino de Capturing the Moving Mind es ser al mismo tiempo un proyecto
colectivo e irrevocablemente múltiple: más allá de cada punto de
concentración, revela otras vías de bifurcación, otras geografías, otras
posibles interpretaciones.
Conclusiones
En su definición más intrigante, más vital y más convincente, el arte
se ha convertido en un complejo "dispositivo”: un laboratorio móvil y
un teatro experimental para la investigación y la instigación de la
transformación social y cultural. En el mismo movimiento, lo que
anteriormente se llamaba crítica ha abandonado su anticuado rol de
describir y evaluar obras de arte singulares, y busca a cambio unirse a
los flujos proyectuales, donde en el mejor de los casos puede ejercer
efectos desterritorializadores, mediante la evocación de imágenes
elusivas y la aplicación de códigos analíticos nítidamente delineados.
Lo que se pone en juego en el nuevo arte es la toma de decisiones sobre
cómo delimitar grupos productivos (constituyendo relaciones
estructurales con parámetros únicos) y al mismo tiempo provocar
desplazamientos (comprometiéndose en procesos de autorreflexión e
intervención sobre esas estructuras constitutivas). De esta manera, los
grupos responden experimentalmente a esforzados intentos, tan comunes
hoy en la sociedad, de establecer los horizontes psicológicos,
sensoriales y comunicativos de la vida con fines manipulativos.
La experimentación de este tipo implica una incertidumbre flotante,
que no disminuye sino que aumenta de acuerdo con la sofisticación de los
recursos tecnológicos, discursivos, artísticos y científicos que se
convocan para estructurar los proyectos. La contribución de Guattari (o
de manera más amplia, la del análisis institucional) fue revelar los
componentes simbólicos múltiples que operan en estas versiones complejas
de la deriva, y que liberan una cibernética expandida para el uso
desviado de los modernos constructores del antiguo Narrenschiff (la
alegórica "nave de los locos” narrada por Sebastián Brant, ilustrada por
Durero, pintada por El Bosco y filmada por Fellini). Pero en cada banco
de arena o cambio de dirección del viento, quienes habrán de cortar
todos sus lazos con las normas de la sociedad tienen que preguntarse qué
dispositivos más amplios o más ágiles pueden ponerse en funcionamiento
con el fin de canalizar las corrientes y guiar los flujos. ¿Cómo pueden
los experimentos emancipadores ser capturados en las redes productivas
de la economía contemporánea? ¿Cómo deberíamos entender las relaciones
de tensión que casi invariablemente surgen entre la catálisis de
enunciaciones colectivas y dos de las principales instituciones del
capitalismo cognitivo, la universidad y el museo?
La figura clásica del dispositivo es el panóptico de Bentham. Todo el
mundo recuerda sus elementos: un edificio anillado con una torre
central, celdas largas y estrechas con ventanas al fondo, prisioneros
expuestos claramente a la luz. Las ventanas de la torre están equipadas
con persianas para que el prisionero nunca esté seguro de si el guardián
está presente; por tanto, aquél se comporta siempre como si estuviera
bajo la mirada del observador. Como todos los dispositivos sociales, el
panóptico estaba funcionalmente sobredeterminado: podía utilizarse como
prisión, manicomio, barracón militar, hospital, fábrica, escuela. Podía
servir para aislar personas peligrosas o inútiles, para prohibirlas en
la sociedad, pero también podía servir para modelar sus objetos
disciplinarios convirtiéndolos en fuerza productiva, integrándolos como
soldados, trabajadores o burócratas. Su función era convertir la
confusa, comunicativa, contagiosa masa de la muchedumbre en individuos
distintivos, conocibles, controlables. Foucault subraya este punto:
"Cada individuo, en su lugar, se encuentra confinado con seguridad en
una celda en la cual es observado de frente por el supervisor; pero las
paredes laterales le impiden estar en contacto con sus compañeros. Es
visto, pero no ve; es objeto de información, nunca un sujeto en
comunicación”[41].
La descripción del panóptico en Vigilar y castigar (1975) inaugura la
noción de dispositivo. El libro marca la culminación del largo esfuerzo
de Foucault por distinguir entre las técnicas normalizadoras del poder
disciplinario y las decisiones jurídicas del poder soberano. Pero
consideremos ahora el segundo uso, asombrosamente diferente, de esta
misma noción de dispositivo en el primer volumen de La voluntad de saber
publicado sólo un año después. Foucault discute aquí el "dispositivo de
la sexualidad”: un vasto conjunto de discursos, tecnologías, figuras
literarias, prácticas corpóreas, conceptos científicos e intervenciones
médicas que se extienden mucho más allá de los placeres del cuerpo. El
dispositivo de la sexualidad se concibe como aquello que nos hace
hablar, lo que nos hace sujetos en comunicación. O bien, es lo que nos
hace sujetos privilegiados del discurso burgués sobre los mejores usos
de su propia energía vital, sea para el director espiritual cristiano en
el siglo XVI o para el psiquiatra decimonónico. Foucault desafía lo que
llama "la hipótesis represiva”. Observa que cuando las formas
restrictivas del control institucional se impusieron finalmente a través
de todo el espectro de clases sociales en la segunda mitad del XIX, el
psicoanálisis surgió casi inmediatamente para ofrecer a la burguesía una
nueva tolerancia de sus propias prácticas y una nueva liberación del
sexo en el lenguaje. Lo que analiza en La voluntad de saber es menos una
estructura coercitiva que una transformación guiada. La figura que
vislumbramos ya no tiene la forma claramente delineada de un círculo con
un eje central que se prolonga en una estructura radial, en realidad no
tenemos en absoluto una figura: lo que aparece en su lugar es una malla
en continuo despliegue de discursos, miradas y relaciones. Aún así,
este dispositivo relacional sigue siendo productivo. Corresponde a "esa
época del spätkapitalismus en la que la explotación del trabajo
asalariado no exige la misma coacción violenta y física que en el siglo
XIX, y donde las políticas del cuerpo no requieren la elisión del sexo o
su restricción exclusiva a la función reproductiva; se basa a cambio en
una canalización múltiple hacia los circuitos controlados de la
economía: hacia lo que se ha llamado una desublimación
hiperrepresiva”[42].
Obviamente, he estado pensando en este pasaje desde el comienzo,
cuando me he referido a la llamada telefónica de James Lee Byars al
sexólogo Kronhausen. En la primera conversación extensa que se reproduce
en las páginas que el catálogo de Laboratorium dedica a The World
Question Center, Kronhausen dice: "Bueno, en lugar de expresarte una
pregunta, lo que te puedo decir es que nos estás llamando, a mi mujer y a
mí, en un día muy especial. Porque hoy hemos presentado por vez segunda
nuestro film Freedom to love, que filmamos en Holanda en junio pasado,
al comité de censura alemán, y han sido muy liberales, muy generosos,
muy imparciales, y han autorizado el film, que tiene un contenido
erótico muy fuerte pero sin constituir una amenaza mayor”. Esta
sexualidad nuevamente desenfrenada, pero sin amenaza, es exactamente lo
que Marcuse, en El hombre unidimensional, había identificado como la
"desublimación hiperrepresiva”: un mecanismo de control para la sociedad
hiperproductivista, más allá de los antiguos frenos morales e
interdicciones.
La idea no es sugerir ahora que la exposición Laboratorium tenga
alguna obsesión secreta con el sexo, porque no es el caso. Y también es
verdad que Foucault no volvió nunca más a apuntar a un dispositivo de
poder con la precisión arquitectónica del panóptico: ni siquiera el
famoso diván de Freud, que parece atormentar al volumen introductorio de
La voluntad de saber. Sin embargo, para una época genuinamente
obsesionada con la productividad inmaterial de su propia energía
creativa, creo que el museo-laboratorio podría servir como un ejemplar
dispositivo de poder. Y parece que una versión a gran escala de este
dispositivo se está construyendo ahora mismo, en Gran Bretaña, en el
University College de Londres. Nos podríamos preguntar solamente: ¿cómo
hubiera reaccionado Foucault al saber que este dispositivo de poder para
el capitalismo tardío o la era posfordista ha sido concebido bajo el
patrocinio intelectual directo de Jeremy Bentham y que se llama Museo
Panóptico?
Para los lectores y lectoras de Vigilar y castigar la referencia es
casi macabra: como el esqueleto de Bentham vestido en ropa informal y
sombrero que todavía se preserva con su cabeza de cera en el famoso
Auto-Icon en la planta baja del University College de Londres (UCL).
Pero no hay ironía alguna en la propuesta del UCL. El principio del
nuevo museo es la productividad humana: "El nombre del edificio, que
deriva del griego y significa ‘todo visible’, encapsula la audaz imagen
pública que el UCL tiene para su futuro y el futuro de sus colecciones
únicas… A los visitantes se les animará no sólo a implicarse en las
exposiciones y temas sino también a relacionarse con los académicos,
investigadores y conservadores mientras éstos trabajan para revelar la
importancia histórica de ciertos artefactos y llevan a cabo un trabajo
de preservación esencial… Los académicos, también, se beneficiarán
ampliamente de las modernas facilidades de las salas de conferencias,
salas de estudio y el laboratorio de conservación, que permite el examen
detallado de muchas cosas raras y valiosas”[43]. Y la descripción
finaliza con una nota fabulosamente optimista: "¡Ver a la gente
trabajando es una excelente idea!”.
El Museo Panóptico es un caso ejemplar del destino de las prácticas
culturales bajo el régimen de capitalismo cognitivo. Efectivamente, todo
el UCL se ha convertido en una máquina de añadir valor atravesada por
la colaboración público-privada y orientada a la producción de propiedad
intelectual. La educación es ahora una especulación sobre el potencial
humano en la que la conducta de los y las estudiantes, profesoras y
profesores, se somete a un escrutinio tan detallado como los valores de
cambio en los gráficos y pantallas de los traders postsociales. Por
supuesto, el énfasis no se pone aquí en el control restrictivo, sino en
la motivación y la invención desbordantes, desarrolladas en sistemas
reticulares abiertos mediante la explotación de lo que teóricos de la
gestión como Ronald Burt llaman "agujeros estructurales”. Lo que se nos
permite decir, lo que se nos fuerza a decir, lo que se nos impide decir:
todo eso cambia bajo tales condiciones.
En su curso en la Sorbona de 1978-79 Foucault desplazó el foco de su
investigación de los procedimientos normativos del régimen disciplinario
hacia el modo liberal de gubernamentalidad, en el que el poder se
ejerce "no sobre los jugadores, sino sobre las reglas del juego”. Esto
le condujo a estudiar al economista de la Escuela de Chicago Gary Becker
y su teoría del capital humano, que sostiene que los individuos siempre
calculan el valor económico potencial, no sólo de su educación, sino
también del matrimonio, la crianza de los hijos, el delito, el
altruismo, etcétera. Foucault veía este modelo del sujeto económico como
la piedra fundacional de una nueva racionalidad política, en torno a la
cual nuevos tipos de instituciones podían ser construidas. Al final de
la larga recesión de la década de 1970, y al comienzo de lo que vendría a
conocerse como globalización, reconocía que esta inquietud por el valor
de sí podía ser instituida como una serie de mercados, reemplazando las
formas tradicionales del Estado de bienestar y formando el núcleo de
una política de crecimiento que ya no estaría centrada en las
inversiones en capital fijo y la gestión del trabajo físico, sino una
que "estaría precisamente centrada en exactamente las cosas que
Occidente puede modificar con mayor facilidad, [esto es,] el nivel y la
forma de inversión en capital humano”[44]. Una transformación de largo
alcance de las instituciones del mundo desarrollado –que generalmente se
conoce como "neoliberalismo”– viene a ser el precio final de expresar
la subjetividad propia cuando uno se remite, para hacer efectiva tal
expresión, a los términos econométricos de Becker.
Los resultados de este desplazamiento se pueden observar en el
desarrollo aparentemente sinfín de los procedimientos de identificación
del potencial productivo en el lugar de trabajo, que van de los
tempranos "círculos de calidad” de las fábricas japonesas de la década
de 1980 hasta las técnicas estadounidenses de "gestión total de la
calidad”, o una práctica más reciente como la "evaluación en 360 grados”
o "evaluación panorámica”, donde toda una organización se somete a sí
misma vía Internet a la crítica recíproca de todos y todas sus
colaboradores y colaboradoras. Estas técnicas representan una
transformación profunda o una "transvaloración” del dispositivo
panóptico, que elimina su torre central y el poder asimétrico del ojo
oculto, liberando las miradas evaluadoras para que circulen al interior
de una red multicanal. El panóptico se convierte en panorámico ya que la
disciplina desaparece en favor de la motivación de sí, de acuerdo con
principios liberales. Efectivamente, el Museo Panóptico del UCL es la
utopía benthamiana de una sociedad perfecta, donde incluso las amenazas
menores se han eliminado, donde la disciplina correctiva ya no es
necesaria, donde la energía vital se ha vuelto íntegramente productiva,
no sólo en el discurso, sino en todas las actividades de creación.
¿Cómo pueden los y las artistas e intelectuales salir de tal
dispositivo, que ha entrado en perfecta sincronía con las operaciones de
los mercados financieros informatizados? Lo que parecía más prometedor
en el proyecto transiberiano era la ambición de abandonar los circuitos
integrados de la economía del congreso-exposición-festival con el fin de
buscar espacios de resistencia a las tres formas principales del poder:
la soberanía, que excluye y ejerce el sacrificio de la vida nuda; la
disciplina, que normaliza cuerpos dóciles para el mando jerárquico; y
finalmente los mecanismos liberales de incitación, que animan al
individuo a especular constantemente con su propio valor en términos
monetarios. Claramente, las tres formas (que corresponden a las tres
principales fases del capitalismo: acumulación primitiva mediante la
esclavitud; explotación del trabajo asalariado en el sistema fabril;
canalización del potencial cognitivo en la economía informacional) están
operativas en el mundo contemporáneo. Hoy día, estas diferentes formas
de poder están enredadas simultáneamente en las operaciones de una
economía financiera-industrial-bélica que se vuelve cada vez más
amenazadora, sea en los campos de batalla y en las emboscadas de Irak,
en las fábricas interminablemente explotadoras de la China contemporánea
o en los perímetros sublimadores de los "parques del conocimiento”
occidentales, que luchan por recuperar ventaja competitiva preparando a
los y las ciudadanas para la invención de propiedad intelectual. Lo que
quizá sea lo más "arbitrario” del poder arbitrario que parece guiar esta
triple danza desencajada es su habilidad para cegar a sus sujetos ante
el conjunto aparentemente inexorable de determinismos que les hacen
participar en el flujo detalladamente controlado de un viaje hacia el
desastre.
El concepto de "juego profundo” –o la cualidad de exceso artístico
que Bruegger y Knorr Cetina querían transferir de los gallos de pelea
balineses de Clifford Geertz a sus propios traders—es, curiosamente,
otra invención del incansable pensador Jeremy Bentham[45], quien lo usó
para describir la actividad irracional de jugadores inveterados, cuyos
excesos especulativos no podrían resolverse mediante el cálculo de su
placer individual, teniendo por tanto que ser prohibidos por la ley.
Geertz buscaba ir más allá de este tipo de moralización superficial:
pensaba que el juego profundo de los jugadores balineses representaba la
arena donde se encuentran el yo y el otro, una afirmación del lazo
social. Pero en otra vuelta de tuerca, es esta irracionalidad
especulativa la que se encuentra ahora en el corazón del lazo
autonegador y en última instancia autodestructivo en la era de la utopia
postsocial benthamiana totalmente cumplida. Y es esto lo que se nos
enseña a calcular, lo que se nos anima a crear en el campo cultural.
Lo que hay que entender, expresar y después desmantelar y abandonar
en el movimiento de la experiencia artística son las modalidades
concretas por las que nosotros y nosotras –que formamos parte, aun sin
quererlo, de las clasesmedias gestoras del planeta– participamos
mediante nuestro propio trabajo en el despliegue concreto de los
dispositivos de poder soberano, disciplinario y liberal, y en la
profunda locura sistémica que en conjunto constituyen. He enfocado las
relaciones entre las esferas culturales y financieras como una
articulación clave que permite, estructura y al mismo tiempo esconde
este despliegue de poder sobre los movimientos del cuerpo y la mente. Es
precisamente esta articulación lo que debemos desafiar, cuestionar en
su legitimidad y en su sentido mismo, para que toda la máquina de
comunicaciones del capitalismo cognitivo pueda ser usada con el objetivo
de abrir un debate sobre la crisis del presente. Confrontarse con este
dispositivo sistémico a traves de procesos de experimentación social
deliberados y delirantes que puedan desmontarlo, descarillarlo, abriendo
otros caminos, otro modos de produccion material y de produccion de
nosotros mismo: he ahí la contraurgencia del presente.
"The Artistic Device. Or, the articulation of collective speech”, accesible en y . Traducción castellana de Marcelo Expósito, revisada por Brian Holmes.
[1] Véase mi texto "The Potential Personality”, accesible en el archivo de mi trabajo alojado en ,
sección Meteors [versión castellana: "La personalidad potencial.
Transubjetividad en la sociedad de control”, en este volumen, Brumaria,
nº 7, Arte, máquinas, trabajo inmaterial].
[2] Véase y mi "Coded Utopia”, accesible en
[versión castellana: "Utopia codificada. Makrolab o el arte de la
transición”, en este volumen, Brumaria, nº 7, Arte, máquinas, trabajo
inmaterial].
[3] Véase y mi "Archive and Experience”, accesible en .
[4] Véase el proyecto Corridor X en Anselm Franke (ed.), B-Zone: Becoming Europe and Beyond, KW, Berlín, 2006.
[5]En este sentido, una de las referencias actuales más inspiradoras
son las investigaciones radicalmente originales del colectivo feminista
madrileño Precarias a la Deriva,
[véase también Maribel Casas-Cortés y Sebastián Cobarrubias, "A la
deriva por los circuitos de la máquina cognitiva. Circuitos feministas,
mapas en red e insurrecciones en la universidad”, en este volumen,
Brumaria, nº 7, Arte, máquinas, trabajo inmaterial (NdE)].
[6]Citado del programa de mano de la exposición, cuyo texto está
reproducido en Hans-Ulrich Obrist y Barbara Vanderlinden (eds.),
Laboratorium, Dumont, Colonia, 2001.
[7]Alain Grosrichar et al., "Le jeu de Michel Foucault”, entrevista
publicada en Ornicar?, nº 10, julio de 1977, reimpresa en Foucault, Dits
et ecrits, vol. II, Gallimard, París, 2001. En la versión original
francesa Foucault utiliza el término dispositif, que en la versión
inglesa de su entrevista se ha traducido con un término de resonancias
althusserianas, apparatus ("The Confesion of the Flesh”,
Power/Knowledge: Selected Interviews and Other Writings, 1972-1977,
Random House, Nueva York, 1980). En castellano hemos optado por utilizar
el término dispositivo.
[8]La teoría publicada sobre el capitalismo cognitivo, desarrollada
primeramente en la órbita de la revista francesa Multitudes, no ha sido
muy traducida a inglés ni castellano. Véase en francés Christian Azaïs,
Antonella Corsani y Patrick Dieuaide (eds.), Vers un capitalisme
cognitif, L’Harmattan, París, 2001; y Carlo Vercellone (ed.), Sommes
nous sortis du capitalisme industriel?, La Dispute, París, 2003. En
castellano, véase Maurizio Lazzarato, Yann Moulier Boutang, Antonella
Corsani, Enzo Rullani et al., Capitalismo cognitivo. Propiedad
intelectual y creación colectiva, Traficantes de Sueños, Madrid, 2004,
accesible en .
[9]Victor Turner, The Anthropology of Performance, Johns Hopkins University Press, Baltimore, 1987, pág. 24.
[10]El sitio web original, , ya no está operativo; pero varios de sus documentos están ahora disponibles en el sitio del artista: .
[11]Michael Goldberg, "Catching a Falling Knife: a Study in Green,
Fear and Irrational Exuberance”, conferencia en la Art Gallery, New
South Wales, Sydney, 20 de septiembre de 2003; accesible en .
[12]Con el título NCM open/high/low/close, la performance
escenificaba los valores fluctuantes de las acciones de Newcrest Mining
Corporation, pero sin incorporar ningún tipo de negocio en tiempo real.
Formaba parte de la muestra Auriferous: the Gold Project en la
Bathhuyrst Regional Art Gallery, New South Walles, del 22 de abril al 10
de junio de 2001; documentada en la sección Proyectos del sitio .
[13]Karin Knorr Cetina y Urs Bruegger, "’Traders’ Engagement with
Markets: A Postsocial Relationship”, en Theory, Culture & Society,
vol. 19, nº 5-6, 2002.
[14] Véase .
[15] Karin Knorr Cetina y Urs Bruegger, "’Traders’ Engagement with Markets”, op. cit.
[16]Véase "Urban Screens: Discovering the potential of outdoor
screens for urban society”, informe especial del diario on-line First
Monday, febrero de 2006, .
[17] Sobre el concepto embeddedness, véase Karin Knorr Cetina y Urs
Bruegger, "Global Microstructures: The Virtual Societies of the
Financial Markets”, en American Journal of Sociology, vol. 7, nº 4,
2002.
[18]Geert Lovink, entrevista con Michael Goldberg, "Catching a
Falling Knife: The Art of Day Trading”, difundido en la lista Nettime el
16 de octubre de 2002, <
http://amsterdam.nettime.org/Lists-Archives/nettime-l-0210/msg00080.html>.
[19]Karin Knorr Cetina y Urs Bruegger, "’Traders’ Engagement with Markets”, op. cit.
[20] " Quienes juegan no sólo se enfrentan a posibles pérdidas, sino
que hacen del ‘perder’ un juego o una práctica sofisticada, un dominio
en el que desplazar, incrementar, decrecer, predecir, esconder, retrasar
e intentar vivir con la suerte”, Karin Knorr Cetina y Urs Bruegger,
"Traders Engagements with Markets”, op. cit. Sobre el concepto de deep
play, véase infra nota 45.
[21]Sobre la modulación del afecto mediante el uso de las pantallas
tecnológicas, véase Nigel Thrift, "Intensities of Feeling: Towards a
spatial politics of affect”, en Geografiska Annaler, vol. 86 (B), nº 1,
2004.
[22]Véase David McNeill, "Trading Down: Michael Goldberg and the Art of Speculation”, en Broadsheet, vol. 32, nº 1, 2003, .
[23]Geert Lovink, entrevista con Michael Goldberg, "Catching a Falling Knife”, op. cit.
[24]Bernd Schmitt, Experimental Marketing: How to Get Customers to
SENSE, FEEL, THINK, ACT and RELATE to Your Company and Brands, The Free
Press, Nueva York, 1999; las citas que vienen a continuación provienen
de las págs. Xii, 60 y 234.
[25]Véase John MacKenzie, Perform of Else: From Discipline to
Performance, Routledge, Londres, 2001; Maurizio Lazzarato, Les
révolutions du capitalisme, Les empêcheurs de penser en rond, París,
2004 [versión castellana: Por una política menor, Traficantes de Sueños,
Madrid, 2005].
[26] Sobre la cibernética como teoría general de las ciencias
sociales, véase Steve Joshua Heims, The Macy Group, 1956-1953:
Constructing a Social Science for Postwar America, MIT Press, Cambridge,
Massachusetts, 1991; sobre algunas ideas acerca de las aplicaciones
contemporáneas de esta ciencia social, véase especialmente el último
capítulo, "Then and Now”, págs. 273-294.
[27]Véase en particular el diagrama titulado "Discursitivé et
déterritorialization”, en Cartographies schizoanalytiques, Galilée,
París, 1989, pág. 40 [versión castellana: Cartografías
esquizoanalíticas, Manantial, Buenos Aires, 1989]. El término "universos
de referencia (o de valor)” proviene de una discusión similar en
Caosmosis, Manantial, Buenos Aires, 2001.
[28]"Call for abstracts and proposals”, accesible en .
[29]Ephemera: theory & politics in organisation, vol. 5, nº X,
número especial, "Web of Capturing the Moving Mind”, accesible en .
[30] "Capturing the Moving Mind: An Introduction”, accesible en .
Este texto es anónimo, aunque prácticamente el mismo que el de Akseli
Virtanen y Jussi Vähämäki en ephemera, vol. 5, nº X, op. cit.
[31]Gilles Deleuze, Difference and Repetition, Columbia University
Press, Nueva York, 1995, pág. 8 [versión castellana Diferencia y
repetición, Amorrortu, Buenos Aires, 2000].
[32]Akseli Virtanen y Steffen Böhm, "Web of Capturing the Moving Mind: X”, en ephemera, vol. 5, nº X, op. Cit.
[33]Brett Neilson y Ned Rossiter, "Action without Reaction”, en ibídem.
[34]Véase Victor Turner, "Liminal to Liminoid, in Play, Flow, and Ritual”, From Ritual to Theater, op. cit.
[35] Sobre la noción de performance "posmoderna” o "resistente”,
véase Marvin Carlson, Performance: A Critical Introduction, parte III,
Routledge, Londres y Nueva York, 1996.
[36] Brett Neilson y Ned Rossiter, "Action without Reaction”, op. cit.
[37]Luca Guzzetti, "What is Art?”, en ephemera, vol. 5, nº X, op. cit.
[38]Won Suk Han, "Thank you for the Jump”, en ibídem.
[39]Bracha L. Ettinger, "Copoiesis”, en ibídem.
[40] Michel Foucault, entrevistado por Gérard Raulet, "Structuralism
and Post-Structuralism”, en Politics, Pilosophy, Culture: Interviews and
Other Writings of Michel Foucault, 1977-1984, Routledge, Londres, 1988,
pág 30.
[41]Michel Foucault, Vigilar y castigar (1975), Siglo XXI, México y Madrid, 2005.
[42]Michel Foucault, The History of Sexuality: An Introduction
(1976), Random House, Nueva York, 1978, pág. 114 [versión castellana:
Historia de la sexualidad. 1. La voluntad de saber, Siglo XXI, Madrid,
2005].
[43] "Panopticon at UCL – Welcome”, accesible en . Véase también la imagen del Auto Icon de Bentham en , o con mejor calidad en la página de Wikipedia, .
[44]Michel Foucault, La naissance de la biopolitique: Cours au Collège de France, 1978-79, Gallimard/Seuil, París, 2004.
[45]Véase Clifford Geertz, "Juego profundo: notas sobre la riña de
gallos en Bali”: "El concepto de ‘juego profundo’ de Bentham se
encuentra expuesto en su The Theory of Legislation. Con esta expresión
el autor designa el juego en el cual lo que se arriesga es tanto que,
desde el punto de vista utilitario, es irracional que los hombres se
lancen a semejante juego”, La interpretación de las culturas, traducción
de Alberto L. Bixio, Gedisa, Barcelona, 1997, pág. 355.
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Tomado de:
http://www.brumaria.net/textos/Brumaria7/12brianholmes.htm
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