La noción de un "Bourdieu poscolonial” nos hace enfrentarnos a un
oxímoron, a una contradicción en términos que nos señala las condiciones sobre
las que se ha venido sustentando la traducción internacional del trabajo de
Bourdieu, así como ciertas tensiones que existen en el campo de los estudios
poscoloniales.
Una parte de la teoría social que hoy día enseñamos a nuestros
estudiantes y a nuestras estudiantes tiene su origen tanto en contextos
coloniales como en las respuestas anticoloniales que a éstos se enfrentan. Sin
embargo, a tales contextos apenas se les ha prestado la debida atención. Es
más, ciertas formas maniqueas de producción y de recepción de teoría académica
han reducido toda una variedad de campos intelectuales a una serie de "ismos”
que carecen de la sutileza necesaria para comprender la naturaleza compleja,
interconectada y cambiante del pensamiento social[1].
La recepción internacional
La sociologie est un sport de combat (La sociología es un
arte marcial, 2002), el film biográfico de Pierre Carles sobre Pierre
Bourdieu, comienza con Bourdieu en Francia sentado en una sala dando inicio a
una conferencia emitida por satélite a la Modern Language Association en
Chicago y pronunciada por invitación de Edward Said, a la sazón presidente de
dicha asociación. El tema de la conferencia era su concepción de un
conocimiento académico comprometido y transnacional. Publicada más tarde en
forma de un librito titulado Contre-feux 2. Pour un mouvement social
européen[2], Bourdieu
argumenta en contra de un punto de vista puramente escolástico. Sus
intervenciones más abiertamente políticas, entre ellas su juramento de
fidelidad a los sindicatos y movimientos sociales, incomodaban a los académicos
y académicas que querían hacer uso del radicalismo de las herramientas de
análisis de Bourdieu pero sin identificarse con las posiciones que éste comenzó
adoptar abiertamente en diversas campañas políticas. Para esos académicos, los
posicionamientos de Bourdieu carecían de elegancia intelectual. Por el
contrario, el último libro de Edward Said, Humanism and Democratic Criticism,
parte directamente del trabajo de Bourdieu, conectando con él a través de la
categoría "intelectual colectivo”: aquel que se compromete en la "invención
colectiva” de tal manera que "permite alcanzar logros intelectuales en muchos
frentes, en muchos lugares y en muchos estilos que mantienen vivo tanto el
sentido de la oposición como el sentido de la participación activa”[3].
Said continúa señalando que:
"Parte de lo que hacemos como intelectuales no sólo es definir la
situación, sino también discernir las posibilidades de intervención activa,
tanto si después las ejecutamos nosotros mismos como si las reconocemos en
otros que, o bien las han visto antes, o bien ya se han puesto manos a la obra:
el intelectual como vigía. El antiguo provincianismo disciplinar —por ejemplo,
el de un especialista de la literatura cuyo campo de estudio es la Inglaterra
de comienzos del siglo XVII— se desautoriza a sí mismo y, dicho con franqueza,
parece carecer de interés y resultar inútil y castrado. Debemos suponer que,
aun cuando no podamos hacer ni saber de todo, siempre debe ser posible no sólo
diferenciar los elementos de una lucha, tensión o problema próximo que se puede
dilucidar de forma dialéctica, sino también percibir que otras personas
[realizan] una [tarea] similar y trabajan en un proyecto común”[4].
¿Qué significa entonces trabajar con la noción de un
Bourdieu poscolonial? Castigar simplemente a Bourdieu por ser un pensador
eurocéntrico resulta contraproducente, aunque sólo sea porque en muchos ámbitos
académicos europeos esta manera de criticar teorías establecidas tiene como
destino el cubo de la basura. Podría ser más fructífero tomar en cuenta el tipo
de contextos, relaciones y compromisos que alimentaron el desarrollo del
pensamiento de Bourdieu, así como también atender a las lecturas que de sus
ideas se hicieron. Esto requeriría que prestásemos atención a las referencias y
citas que contienen, por ejemplo, los escritos de Bourdieu en Argelia, muchos
de los cuales eran de signo orientalista. En consecuencia, debemos analizar
cuánto del pensamiento historiográfico orientalista se trasvasó a las
herramientas analíticas de Bourdieu; debemos también, no obstante, hacer algo
más que limitarnos a calibrar cuánta influencia tuvieron determinados autores y
teóricos en un pensador concreto. Por ejemplo, ha habido un interés reciente
por identificar la influencia que Husserl y la fenomenología han tenido en
Bourdieu; pero este tipo de ejercicios, que con frecuencia consisten en meros
análisis de textos, no han de impedir que tomemos además en consideración los
compromisos políticos y las relaciones personales del propio Bourdieu.
La posición personal adoptada por Bourdieu acerca de
la Francia colonial y sobre el Frente de Liberación Nacional argelino está en
la base de la manera en que se aproximó a los argelinos y argelinas a quienes
fotografió e hizo protagonistas de su investigación[5].
Las amistades que forjó, muy notablemente con Adelmalek Sayad, y la atención
que ya había prestado a las consecuencias del racismo en Francia, influenciaron
los análisis que desarrolló en Argelia. El impacto de la migración, del
movimiento, desplazamiento y exilio forzados, siguieron marcando su trabajo
durante años. Por tanto, no ha de sorprendernos que durante los últimos años de
su vida volviese a trabajar sobre las fotografías que tomó en Argelia antes de
la declaración de independencia, de cara a la exposición Pierre Bourdieu in
Algeria: testimonies of uprooting (Pierre Bourdieu en Argelia:
testimonios de desarraigo)[6].
Bourdieu estuvo al lado de Sayad mientras éste, postrado en la cama de un
hospital, le dictaba notas sobre cómo quería que sus ensayos e investigaciones
se recopilaran en lo que luego fue su libro La double absence. Des illusions
de l’émigré aux souffrances de l’immigré [La doble ausencia. De las ilusiones
del emigrado a los sufrimientos del inmigrado, prologado por Bourdieu][7].
Quienes estudian a Bourdieu en Gran Bretaña no aprecian el detalle de este tipo
de relaciones personales e intelectuales que mantuvo durante toda su vida, y en
particular es un aspecto que no se suele presentar en las lecturas y los libros
de texto sobre el trabajo de Bourdieu. Por decirlo sin rodeos, a Bourdieu se le
presenta abrumadoramente de manera simplificada como un teórico del concepto de
clase. Se le suele situar en un campo particular de la sociología que, siendo
bien sólido, no toma en consideración la relación entre clase,
colonialismo/poscolonialismo y racismo. Frente a esto, un tipo de lectura que
tenga por objetivo desentrañar la textura de los textos y las relaciones
intelectuales, así como las formas complejas en que todo ello se entreteje a
través del tiempo y de sujetos concretos, tiene más posibilidades de arrojar
luz sobre las condiciones sociales de producción del conocimiento, incluso de
aquello que entendemos por conocimientos poscoloniales.
Como ya hemos dicho, la recepción de Bourdieu en
Gran Bretaña lo caracteriza como un teórico del concepto de clase poco
consciente de las condiciones racistas o poscoloniales en Francia. Mientras que
a los estudiantes y a las estudiantes de antropología se les familiariza con el
trabajo de Bourdieu en Argelia poniéndolo en relación con las discusiones sobre
parentesco y estructura, el contexto colonial de su trabajo apenas se
investiga. Sí que hay en Gran Bretaña, por supuesto, un amplio contexto
académico que recibe y traduce teoría social europea, pero se prioriza en él
una lectura de los textos más importantes como vehículos de una historia de las
ideas, pasando por alto los contextos concretos en los que estas ideas
surgieron. Por ejemplo, cuando a los estudiantes y a las estudiantes se les
anima a leer y decodificar el trabajo de Durkheim sobre el suicidio y la
práctica del sati[8],
se deja a un lado la importancia del contexto colonial en el que se realizaron
estos trabajos. Y este borrado, que con frecuencia se aplica de manera más
inconsciente que deliberada, opera a todos los niveles, estemos leyendo a
Locke, Derrida o Bourdieu. Así, en el caso concreto de Argelia, es sorprendente
que la situación del colonialismo y sus conflictos no sea tomada en cuenta a la
hora de acercarse a la teoría francesa[9],
ya que la situación de Argelia afectó profundamente a Cixous, Althusser,
Derrida o Levi-Strauss[10].
Quienes estudian sociología o estudios culturales
—es decir, las disciplinas principales de la mayoría de los académicos o "fans”
de Bourdieu— están más familiarizados y familiarizadas con los conceptos de
capital cultural y social que con el racismo o con Argelia, y por supuesto
desconocen el poscolonialismo. Una parte de esta recepción limitada de Bourdieu
tiene relación sin duda con el hecho de que un número considerable de trabajos
sobre el racismo que en Francia han escrito Bourdieu y sus colegas no han sido
traducidos a inglés. Pero la razón principal tiene que ver más con la
predominancia del análisis de clase en la sociología británica y su
insuficiente tratamiento de la cuestión del racismo, a pesar de las discusiones
que se mantuvieron alrededor del epifenómeno de Empire Strikes Back[11].
Aún hoy, algunos teóricos y teóricas del concepto de clase tienen dificultades
para tomar en consideración el racismo que se produce tanto dentro como fuera
de un contexto de clase, tal es el estatuto autorreferencial con el que el
concepto se maneja. Pero que se llegue a poner en relación la clase con la
poscolonialidad resulta aún más improbable. Al pensamiento poscolonial se le
culpa con frecuencia de producir divisiones, de ocuparse de minucias más que de
la verdadera materia de la vida.
Esta toma de distancia con respecto a los estudios
poscoloniales no es del todo equivocada: sabemos que la teórica y el teórico
que encabezaron dichos estudios, Gayatri Chakravorty Spivak y Edward Said,
acabaron distanciándose de la doxa de esta disciplina. Muchas veces han
afirmado que no se reconocen en las operaciones circulares y autorreferenciales
de los académicos y académicas que se contentan con buscar las ambivalencias y
la hibridez de cada gesto humano, por ejemplo, sin mostrar ningún interés por
las desigualdades y la necesidad de distribuir los recursos. Y no cabe duda de
que el fracaso a la hora de tomar en consideración cuestiones de clase y
desigualdad económica se ha traducido en el mantenimiento de posiciones cómodas
al interior de la doxa de los estudios poscoloniales. Es por ello que
los teóricos y teóricas hardcore de las cuestiones de clase hacen todo
lo posible por distanciar al máximo a Bourdieu del academicismo poscolonial. A
resultas de lo cual, muchos teóricos y teóricas del poscolonialismo, por la vía
rápida, acusan al trabajo de Bourdieu —sin haberlo leído mucho, todo hay que
decirlo— de no tomar suficientemente en cuenta las condiciones poscoloniales en
Francia u otros lugares. De ahí el oxímoron.
Un artículo en particular, escrito con Loïc Wacquant[12],
se ha mencionado con frecuencia como prueba de que Bourdieu estaba contra el
multiculturalismo. Lo cual supone malinterpretarlo. El tema central del
artículo es la predominancia de los circuitos editoriales y académicos
estadounidenses en la producción del conocimiento, que tiene como resultado el
que conceptualizaciones bastante específicas y situadas del multiculturalismo y
la cuestión de la "raza” se transfieran acríticamente a otros contextos
internacionales muy diferentes. La clase se identifica también como un ejemplo
de este particular tipo de monopolio del flujo de información que impide
aplicar análisis comparativos cuidadosos en el uso de los conceptos, y que
reproduce lo que Bourdieu y Wacquant llaman "razonamiento imperial”. La crítica
que subyace tras este artículo, sin embargo, se pasa por alto en favor de una
lectura que sitúa a Bourdieu contra el multiculturalismo y la toma en
consideración de las cuestiones de "raza” y diferencia.
Texturas pos/coloniales
Si entendemos que el fenómeno migratorio es una
cuestión colonial/poscolonial, no resulta difícil detectar hasta qué punto fue
un asunto cercano a la preocupaciones personales de Bourdieu, quien tuvo que
abandonar su hogar en la provincia francesa de Bearn para educarse en París. Su
propia experiencia migratoria estuvo marcada por su condición de clase, y su
desplazamiento, marcado también culturalmente, fue tan brusco que lo
sensibilizó hacia el tema tanto como para trabajar en una reelaboración del
concepto filosófico de habitus. La investigación de Bourdieu en Argelia
analizaba la migración forzada que era el resultado de las políticas coloniales
francesas. La dislocación, la pérdida de estima y la desintegración de la
comunidades son aspectos de la manera en que Bourdieu entendía cómo la gente
construía un "hogar” bajo condiciones severas. El maridaje de la nueva fuerza
de trabajo y el uso de inventivas formas de comercio es la respuesta que se da
a la pérdida de competencias que ocasiona el desplazamiento, estando todo ello
ligado a las nuevas ciudades y contextos en los que la gente se encuentra. El
concepto de "partencia”, sea bajo coacción o voluntaria, a la búsqueda, en
particular, de una mejora económica, forma parte sin duda de la sensibilidad
intelectual de Bourdieu[13].
Todas estas observaciones se ponen en evidencia en la exposición fotográfica Pierre
Bourdieu in Algeria: testimonies of uprooting. Personajes —comerciantes,
mendigos, niños y niñas— y paisajes —campos, granjas, bares, casuchas
destruidas, viajes—, todo ello transmite lo que significa estar desenraizado.
Una de las fotografías de la exposición muestra a
Abdelmalek Sayad, a quien Bourdieu conoció en la universidad en Argelia. Sayad
acompañó y guió a Bourdieu en su primer trabajo de campo y continuó hasta su
muerte trabajando con él. Reflexionando sobre la importancia que los contactos
crosculturales tuvieron para su propio desarrollo intelectual, Bourdieu
escribió:
"Pienso, entre muchos otros,
en Leila Belhacène, Mouloud Feraoun, Rolande Garèse, Moulah Hennine, Mimi
Bensmaïne, Ahmed Misraoui, Mahfoud Nechem y Abdelmalek Salad. Estas amistades
argelinas, que sin duda nacieron de afinidades de habitus, me ayudaron a
elaborar una representación de la realidad argelina que era íntima y distante
al mismo tiempo, atenta y, si se me permite decirlo, cariñosa y cálida, sin ser
por ello inocente o fatua”[14].
Bourdieu y Salad prosiguieron su estrecha relación
de trabajo en París. Quizá sea importante señalar que la dedicación de Sayad
era extensiva: al final de su vida contaba con casi cien publicaciones, entre
ellas ocho libros. Trabajó sobre la vida cotidiana de los suburbios argelinos
del París de la posguerra, así como en la destrucción del campesinado
tradicional argelino a manos de los colonialistas franceses. Observó
minuciosamente las dinámicas de las cadenas migratorias desde la Cabilia hasta
Francia, el impacto que la descolonización tuvo en la recepción de trabajadores
y trabajadoras argelinas en Marsella y la verdadera odisea que suponía
atravesar con sus familias los distintos estratos e instituciones de la
sociedad francesa. En efecto, poco después de que Sayad llegase a París con
Bourdieu, publicaron juntos Le Déracinement. La crise de l’agriculture
traditionnelle en Algèrie (El desarraigo. La crisis de la agricultura
tradicional en Argelia)[15].
Sabemos que los interrogantes que a Bourdieu le
surgieron durante su trabajo de campo, que tuvo lugar en el periodo de
conflicto en Argelia, le llevaron no sólo a intentar comprender la emigración
argelina hacia Francia, sino también a volver su atención hacia el propio lugar
donde nació y creció en la región de Bearn. Fue tras su estancia en Argelia que
Bourdieu articuló los conceptos de habitus, predisposición y honor en
Bearn. En una entrevista con Franz Schultheis, Bourdieu explica con detalle la
relación estrecha, de doble dirección, que existe entre sus investigaciones en
Bearn y en Argelia, así como su propia evolución personal:
"Argelia es lo que me
permitió aceptarme a mí mismo. Con la misma perspectiva para comprender que
apliqué como etnólogo a la hora de observar Argelia pude observarme a mí mismo,
a la gente de mi tierra natal, a mis padres, el acento de mi padre y de mi
madre, reapropiándome de todo ello de una manera totalmente desdramatizada:
porque éste es precisamente uno de los problemas más grandes que tienen los
intelectuales desenraizados, cuando todo lo que les queda es elegir entre el
populismo o su contrario, la vergüenza que induce el racismo de clase”[16].
Se ha debatido recientemente sobre si esta investigación
de Bourdieu estaba marcada por su propio sentimiento de nostalgia[17].
Es igualmente importante señalar que el propio Bourdieu reflexionó sobre el
contexto en que se produjo su nostalgia intelectual en Bearn. Este productivo
trabajo de elaboración de la nostalgia, asumida como un aspecto más en ciertas
situaciones de investigación, permite comprometerse con este sentimiento en
lugar de rechazarlo directamente como si fuera una "mala” emoción. En su último
libro, Le bal des célibataires. Crise de la société paysanne en Béarn (El
baile de los solteros. Crisis de la sociedad campesina en Bearn)[18],
regresó a su pueblo natal para observar los apuros económicos y sociales que
sufren aquellos hombres que se han quedado atados a su tierra —encerrados en un
baile de pueblo diseñado para atraer mujeres jóvenes—, en oposición a aquellos
otros que han cortado o relajado estos lazos partiendo hacia una nueva vida en
la ciudad. En este libro, parte del cual está basado en análisis que ya habían
sido publicados, Bourdieu es extremadamente consciente de la mirada
objetivadora del objetivador, así como de su propia implicación afectiva con
los protagonistas de su investigación. Los hombres a quienes observa merodeando
en el baile nocturno del viernes, sin bailar porque son "incasables”, eran al
fin y al cabo los vecinos y amigos con quienes había crecido.
Bourdieu hizo amistad con varios y varias
intelectuales poscoloniales, cuyas preocupaciones compartió. Formaron parte de
su trayectoria intelectual, y son la clave para entender parte de lo que
Bourdieu incorporó a su pensamiento, así como la manera en que se condujo como
intelectual[19]. En 1985
apoyó a Mouloud Mammeri para que fundase la revista de estudios bereberes Awal
en el CERAM (Centre d'Études et de Recherches Amazigh) de París. Resulta por
tanto comprensible que cuando Mammeri murió en un accidente de coche el 25 de
febrero de 1989 fuera Bourdieu quien escribió su obituario en Le Monde.
En un homenaje a Mammeri, Bourdieu analizó con detalle la odisea poscolonial de
su compañero de viaje intelectual:
"La historia de la relación
de Mouloud Mammeri con su sociedad y cultura originarias se puede describir
como una odisea, con un primer momento de distanciamiento en busca de playas
desconocidas llenas de seducciones, seguido de un largo y lento retorno,
salpicado de trampas, hacia su tierra natal. Esta odisea es, desde mi punto de
vista, el camino que deben recorrer todos aquellos que surgieron de una
sociedad, de una clase o de una región dominada en el interior de una sociedad
dominante, para encontrarse o recobrarse. Es en este sentido que el itinerario
de Mouloud Mammeri me resulta ejemplar”[20].
Bourdieu se pone del lado de los escritos y las
investigaciones de Mammeri, incluso podríamos decir que se identifica con
ellos, porque los ve como "un trabajo que lleva a reapropiarse de su propia
cultura de origen, venciendo la vergüenza cultural, como un verdadero
socioanálisis”[21].
La manera en que Bourdieu se expresaba estuvo sin
duda modelada por los entornos intelectuales que le influyeron. En la parte
final de su vida, señaló que su vinculación con Raymond Aaron y el apoyo que de
él recibió al comienzo de su carrera académica le alejaron de las formas de
expresión "no científicas”. Las formas de comunicación literarias, que podrían
haberle permitido un margen mayor para expresar las cualidades afectivas de sus
investigaciones, se vieron reducidas en favor de un estilo académico que
afirmaba su autoridad y su legitimidad por medio del estilo sociológico a la
sazón dominante en Estados Unidos. No obstante, había comenzado a liberarse de
la camisa de fuerza de este modo de presentación: Le bal des célibataires
es, en este sentido, claramente diferente.
La
aproximación y el distanciamiento han sido una constante en la estrategia
investigadora de Bourdieu. Se puede apreciar que Bourdieu lo practicó respecto
al ámbito en el que creció y en el que se ganó la vida: el mundo académico.
Nunca tuvo miedo de que la política desluciese sus credenciales intelectuales:
más bien al contrario. Hacia el final del film La sociologie est un sport de
combat, con el que hemos comenzado este artículo, hay una escena en la que
Bourdieu discute su trabajo en una emisora de radio multirracial, siendo
interrogado por jóvenes, así como otra agitada escena en un foro de debate. En
ambas situaciones, Bourdieu busca que sus ideas penetren adoptando formas que
no estén encerradas en un modo o estilo de expresión académico dirigido a
comunicar sólo con otros académicos. Encontraba que era importante y productivo
que la investigación académica se desplazase saliendo y entrando de la torre de
marfil, sin exhibir la actitud que, en Contre-feux 2, calificó de
"antiintelectualismo”.
[2] Contrafuegos 2. Por un
movimiento social europeo, Anagrama, Barcelona, 1999.
[3] Edward Said, "La función
pública de los escritores e intelectuales”, en Humanismo y crítica
democrática, Debate, Barcelona, 2006, pág. 167.
[5] El joven Pierre Bourdieu fue
enviado a completar su servicio militar a Argelia por motivos disciplinarios.
Allí, entre 1958 y 1960, desarrolló las investigaciones que este artículo
relata y que están recogidas en el libro Argelia 60. Estructuras económicas
y estructuras temporales, Siglo XXI, Buenos Aires, 2007. Como apoyo de su
trabajo de campo tomó numerosas fotografías a las que se hace referencia más
adelante [NdT].
[6] La exposición tuvo lugar
entre octubre de 2006 y mayo de 2007 en el Goldsmiths College de Londres, como
parte de un largo proyecto de seminario iniciado por Nirmal Puwar y Les Back en
colaboración con Azzedine Haddour, Derek Robbins y el curador y la curadora de
la exposición: Franz Schultheis y Christine Frisinghelli (http://www.goldsmiths.ac.uk/sociology/bourdieu.php)
[NdT].
[7] Abelmalek Sayad, La double absence.
Des illusions de l’émigré aux souffrances de l’immigré, Seuil, París, 1999.
[8] En El suicidio (1897)
Émile Durkheim analizaba el sati, la costumbre hindú que obligaba a la
incineración de la viuda para que siguiera al marido en la muerte [NdT].
[9] Véase James D. Le Sueur, Uncivil War:
Intellectuals and Identity Politics During the Decolonization of Algeria,
University of Pennsylvania Press, Philadelphia, 2001.
[10] Véase Robert Young, Postcolonialism:
An Historical Introduction, Blackwell Publishers, Oxford, Massachusetts,
2001.
[11] Empire Strikes Back: Race and Racism
in 70s Britain (Hutchinson, Londres, 1982) fue el primer y polémico volumen
publicado por el grupo originario de los estudios culturales, el CCCS (Centre
for Contemporary Cultural Studies) de la Universidad de Birmingham, que desde
ese tipo de estudios daba cuenta de los conflictos raciales y el racismo en la
sociedad británica de los años 70 [NdT].
[12] Pierre Bourdieu y Loïc Waqcuant, Las
argucias de la razón imperialista, Paidós, Barcelona, 2001.
[13] Véase Pierre Bourdieu, con Alain Darbel,
Jean-Pierre Rivet y Claude Seibel, Travail et travailleurs en Algérie,
Mouton, París y La Haya, 1963.
[14] Pierre Bourdieu, "Algerian Landing”, en Etnography
5, 2004, pág. 433.
[15] Pierre Bourdieu y Abdelmalek Sayad, Le
Déracinement. La crise de l’agriculture traditionnelle en Algèrie, Éditions
de Minuit, París, 1964.
[16] Pierre Bourdieu y Franz Schultheis,
"Participatory Objectification: Photographic Testimonies of a Declining World”,
en Camera Austria, nº 75, 2001.
[17] Véase Deborah Reed-Danahay, "Tristes
Paysans: Bourdieu’s Early Ethnography in Béarn and Kabylia”, en Anthropological
Quarterly, nº 77, 2004; y Paul A. Silverstein, "Of rooting and uprooting:
Kabyle habitus, domesticity, and structural nostalgia”, en Ethnography 5,
2004.
[18] Pierre Bourdieu, El baile de los
solteros, Anagrama, Barcelona, 2004.
[19] Véase Tassasdit Yacine, "Pierre Bourdieu
in Algeria at war: Notes on the birth of an engaged Ethnosociology”, en Etnography
5, 2004.
[20] Pierre Bourdieu, "The odyssey of
reappropriation”, en Ethnography 5, 2004, pág. 618.
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