Daniela Oróstegui Iribarren [*]
Resumen
El presente trabajo tiene por objeto la novela Boquitas Pintadas
del argentino Manuel Puig. Partiendo de una caracterización de aspectos
generales de ella, el análisis se centrará en el planteamiento de esta
novela dentro de la categoría estética del kitsch,
principalmente desde Abraham Moles. Dentro de esta perspectiva, será de
importancia señalar como uno de los motivos principales de la novela al
deseo como motivador de la existencia de los personajes. Este deseo, sin
embargo, aparecerá en ellos bajo la forma de su frustración; asimismo,
será a través del discurso de ellos que esto se aprecie. Esto los
llevará a plantearse su existencia como insatisfacción y nostalgia,
nostalgia que se presenta como añoranza de algo perdido que jamás se
tuvo. Como elemento importante dentro del kitsch, se encuentra
el cliché, éste, no estará tanto al servicio de la ironía como de
mostrar el verdadero ser de los personajes; más que una crítica está al
servicio de exhibir la tristeza y el vacío.
Introducción a Boquitas Pintadas
Conversando con Rodríguez Monegal, Puig ha dicho que con
Boquitas Pintadas intentó una nueva forma de literatura popular y sin
perder rigor creyó posible ir hacia un público más vasto. Luego, cuando
Monegal le preguntó si el rescatar un género bastardo como el folletín
tenía intenciones paródicas y modelos de obras falsas o cursis, Puig
expresó que lejos de la burla, él no condenaba a la cursilería, por el
contrario, se conmovía y enternecía. También le recordó esa primera
generación de argentinos, hijos de inmigrantes que llegaron al país a
fines de siglo. No sabían cómo era ser argentino, no podían encontrar en
sus casas los modelos de conducta adecuados, los encontraban entonces,
donde podían, a veces en el cine, en la radio, en las revistas
deportivas o femeninas. La influencia de estos medios de comunicación
fue muy importante en este contexto. Por otro lado Puig aclaró que lo
que le gustaba hacer en sus novelas era mostrar la complejidad de la
vida cotidiana, el subtexto de las tensiones sociales y las presiones
que subyacen a cada uno de nuestros pequeños actos.
Para Ricardo Piglia, el gran tema de Puig es el bovarismo.
El modo en que la cultura de masas educa los sentimientos. El cine, el
folletín, el radioteatro, la novela rosa, el psicoanálisis: esa trama de
emociones extremas, de identidades ambiguas, de enigmas y secretos
dramáticos, de relaciones de parentesco exasperadas sirve de molde a la
experiencia y define los objetos de deseo.
La concepción de la novela en la que se enmarca Boquitas Pintadas[1]
tiene como característica la mezcla de estilos discursivos, la
instrumentalización de la oralidad, la espectacularización de la
palabra, una nueva mirada frente al estereotipo, la
multifocalización,una nueva interpretación de la tradición de la novela,
una incorporación de la realidad contextual al modo de cita,
multiperspectivismo narrativo; la utilización del silencio a través de
los espacios en blanco ( -herencia de Mallarmé-en el episodio de la
gitana y de la confesión de Mabel), entre otras. En ella, el sujeto se
encuentra enajenado, en des-pertenencia con el lugar que habita y con lo
que dice.
Según Cedomil Goic[2], esta novela pertenece a la generación de 1957, la cual se enmarca en un tercer momento de la novela contemporánea[3],
el irrealismo, sin dejar por esto de recuperar al surrealismo. Esta
generación rechaza la supervivencia de ideales mundonovistas y formas de
expresión tradicionales, a la vez que se separa de las preferencias
políticas y sociales de los neorrealistas. La obra literaria se presenta
como autónoma y autosuficiente, como especificidad. Se caracteriza por
un modo poético de presentación de la irrealidad. El vacío se ostenta en
el discurso que es el texto, la palabra no tiene ubicación ni en el
tiempo ni en el espacio pero es la que sostiene el momento de lo
narrado. Entre los modos de representación de la experiencia de esta
generación se encuentra, como es el caso de BP, la caída de lo humano a
lo cursi.
La novela Boquitas Pintadas se sirve de una
multiplicidad de discursos para referir su universo narrativo; cartas,
actas policiales, informes médicos, certificados de defunción, agenda,
álbum de fotos, boleros y tangos, confesión, pronósticos de una gitana,
revistas. A través de elementos como éstos, la novela presenta una
originalidad en los modos de narrar. Por otra parte, esto está al
servicio del enmascaramiento y de la relación que establece el texto con
la cultura. Desde aquí puede atraerse la noción de Barthes del texto
como "un mosaico de citas proveniente de los mil focos de la cultura”[4].
Estructuralmente, la novelase presenta como un folletín
dividido en 16 entregas que se dividen en dos partes de 8 cada una. En
estas entregas es donde aparecen las distintas estrategias narrativas.
Es necesario mencionar, sin embargo, que en la novela existen cuatro
trozos puramente narrativos que atraen a todos los personajes,
describiendo lo que hacen, lo que piensan, lo que esperan. Según lo
apuntado por Jorge Guzmán[5],
estos trozos se dividen de la siguiente forma: 1) cuarta (Nené; Juan
Carlos) y quinta entrega (Mabel, Pancho, Rabadilla): jueves 23 de abril
de 1937. Todos están vivos y en Coronel Vallejos. 2) momento de
suspensión de la actividad diaria de cada uno de los cinco protagonistas
a distintas horas del 27 de enero de 1938. Se plantea la pregunta sobre
cuál era su mayor deseo y su mayor temor. Guzmán advierte un interés
espacializante del narrador: cuando a alguno de los personajes les
sucede algo señalado, busca a los otros cuatro y le cuenta al lector qué
están haciendo los otros cuatro. 3) 3 de la tarde del 18 de abril de
1947, hora en que muere Juan Carlos. 4) 17 horas, jueves 15 de
septiembre de 1968: muerte de Nené.
La novela, en tanto que folletín, no cumple estrictamente con la características de éste; más bien, a juicio de Solotorevsky[6],
el texto se presenta como una parodia al género folletinesco. En primer
lugar, porque sus entregas no se reciben como en el folletín, es decir,
con una cierta periodicidad temporal, sino que forman parte de una
entrega única en forma de novela. Según la autora, BP se desenmascara
como texto al enmascararse como folletín. El suspenso, recurso del
folletín entre una entrega y otra, no es utilizado en BP. Por otra
parte, la recapitulación de la 9º entrega menciona acontecimientos nunca
antes referidos, en cambio, el folletín recapitula los hechos para la
continuidad de la historia; en BP esto es subvertido. El narrador del
folletín es un narrador personal; en BP, es el lector quien debe reunir
los fragmentos en los cuales no se advierte presencia alguna del
narrador, salvo cuando Mabel va a encontrarse con Nené en Buenos Aires,
momento en el cual el narrador se metamorfosea en la radionovela que las
amigas escuchan. En el folletín, la caracterización moral de los
actores es rígida; en BP no. Incluso se engaña a la justicia, y las
mujeres no llegan vírgenes a casarse. El punto común que puede
encontrarse tanto en el folletín como en BP, es la movilidad social.
La textualidad expuesta
En esta novela, la temporalidad es disposición; ocurre una
espacialización temporal que se refleja en una morosidad en la
narración, una ausencia de discursos objetivos; la objetivación de la
palabra exhibe una estrategia discursiva de la novela que vuelve un
objeto a ésta, un artefacto textual. A través de la utilización del
discurso, se produce una espacialización y temporalización de la
escritura. Dentro de este punto es necesario distinguir entre los
espacios donde tiene lugar lo narrado y el espacio que gracias a la
técnica narrativa convierte al texto en una espacialidad, punto de
convergencia de las escrituras. En esta espacialización de la escritura y
del sujeto en la escritura el texto se expande; en la separación del
sujeto del objeto, lo dicho (que siempre esconde un deseo) toma la forma
de frustración del deseo; esto es, el deseo se expande en objetos
posibles para al final terminar siendo espejo de la no pertenencia del
sujeto a su mundo más que a través de las ilusiones que éste le ofrece.
La noción de pastiche al modo de Jameson liga esta novela en cuanto al acopio de textualidades que son
la textualidad. Por otra parte, este acopio, que se concentra en el
detalle y la especificación, en la enunciación del modo de enunciación,
en la exhibición de identidades completadas en el discurso, preserva a
la novela como aparato del lenguaje en una temporalidad que fluye y
permanece a la vez. En este punto la palabra escenifica modos de ser que
son tales en tanto que en el discurso. El enmascaramiento textualopera
tanto a nivel estructural (a través de préstamos discursivos y
lingüísticos en distintos registros) como a nivel de los personajes; con
ellos, la realidad se presenta a través de un foco variable. El
narrador se enmascara a través de una narración que se ejecuta a través
de la utilización de distintos registros discursivos y los personajes se
enmascaran a través de su propio discurso. El lector puede apreciar el
vacío que se produce entre lo que los personajes dicen y lo que los
personajes desean. En la autoafirmación y desafirmación del yo, la
máscara[7]
se enuncia y ejecuta su función: el desocultamiento. Los personajes son
entidades que reiteran mecánicamente la forma de su ser, se encuentran
vaciados.
El narrador, cumple una misión activa de exhibir la trama
desde los diferentes discursos y focos a la vez que, haciendo hablar a
sus personajes hace traslucir la denuncia de su escisión como sujetos.
Estos sujetos del discurso tienden a articularse siempre en torno a otro
que les es ajeno; ya sea el discurso de la cultura como el de la
insatisfacción y la imaginería (de lo que quisieran ser), que hacen que
el texto se expanda en descripciones que asumen la forma del
sujeto a través de sus objetos del deseo. La mezcla de los niveles en el
relato denuncia la imposición de identidades no válidas; la identidad
es considerada como la interacción polifónica de lo diverso, lo similar y
lo contrario; un presente perpetuo como una tensión que tiene lugar
entre el orden de la experiencia y el de la representación de la
experiencia.
El narrador, de esta manera es el que tiene el poder
absoluto sobre los personajes y sobre sus acciones; se presenta mediante
la transcripción de acciones y testimonios; los mismos personajes son
también un testimonio con forma de ruina reconstruida. El narrador
aparece enmascarado en el texto, oculto, esto hace pensar en una
ausencia que no es tal, pues su rol está en la disposición más que en un
juicio explícito sobre lo narrado; no obstante, dicha disposición
encierra una intención, función ideológica del narrador desde Jakobson.
Esta ideología puede advertirse que guarda relación con resaltar la
simpleza y vacío de los personajes a la vez que se hace cargo de su
herencia y su contexto social económico, histórico, estético. Por otra
parte, puede decirse también que en esta función del narrador puede
advertirse una cosificación de la experiencia que asumirá las categorías
estéticas del kitsch considerado este principalmente desde Moles pero tambiéndesde la contaminación estética propia del kitsch y del pastiche. El pastiche, para Jameson, es una parodia vacía, en él también se encuentran las categorías de bricolage[8] y de montaje[9]; las estrategias textuales de las vanguardias como las de la posmodernidad se dan cita en esta novela.
Un ejemplo de la cosificación de la experiencia del sujeto y
de la identificación de éste con su objeto se encuentra en el álbum y
en la descripción de la habitación de Mabel ("Dormitorio de señorita,
1937”) donde se introducen los personajes mediante objetos. Los
personajes son nombrados por lo que en esos espacios se exhibe, pero no
porque sea un conocimiento del narrador; es información aportada por
paneo. Lo mismo ocurre con la "Agenda 1935” de Juan Carlos y la
explicitación de informaciones que sucede a la celebración de las
romerías populares, por ejemplo. El narrador interviene describiendo de
una manera que puede considerarse cosmética. Aporta datos a los que se
agregan lo que sintieron Raba y Pancho; se indican las circunstancias,
los pensamientos, los sentimientos que se generaron, descripciones de la
fiesta, información sobre los bailes y la moda, etc. La descripción
"cosmética” de los acontecimientos de la narración, así como la
explicitación de las circunstancias en las que se producen los sucesos,
establece un juego en el que el narrador se esconde a la vez que deja en
estas distintas formas textuales traslucir el conocimiento que tiene de
la historia. Así, no se trata tanto de un narrador que no sepa lo que
en la historia acontece, sino más bien de un narrador que se esconde en
la enunciación. Los mecanismos de la sintaxis que danlugar a la
narración son utilizados al vacío: como vehículo de contenidos en los
que el artificio ostenta su engranaje.
La noción de "préstamo discursivo” es importante en la
novela. Éste, intertextual, se encuentra relacionado tanto con la
tradición cultural massmediatizada de los años cuarenta y cincuenta,
como con la oralidadpopular. A un nivel paratextual se manifiestan
también en la novela las alusiones al tango y al bolero, géneros
latinoamericanos presentes en el universo de los personajes. Esta
dimensión opera estructuralmente en los epígrafes y diegéticamente en la
relación que establecen los personajes entre sus vidas y las letras de
las canciones. Lo anterior, también está al servicio de la
desautomatización del deseo ya la referencia con la cultura que en ellos
se establece a modo de un imaginario social. Nené dice que le gustan
los boleros y Mabel la justifica explicando que ello es lógico "porque
los boleros decían muchas verdades"
La intertextualidad asume una doble forma: una en el
diálogo del texto con otros textos (los epígrafes de las entregas y la
relación epígrafe / entrega pero también el diálogo con los registros y
los géneros),y el que se da al interior de los personajes con los textos
del contexto de la diégesis, los personajes incorporan otros textos que
aún siendo un lector que no conociera el texto con el que se mezcla,
sin embargo advierte el "entrecomillado” que representa una apropiación y
reciclaje de los géneros llamados menores.
Los elementos mencionados en esta introducción general de la novela, permiten catalogarla dentro del concepto de Bürger[10] de obras inorgánicas, las que se caracterizan por el concepto de montaje. Para Adorno, en el montaje, la negación de la síntesis es el principio de creación.
Las obras inorgánicas, que trabajan sobre el principio del montaje,
consisten, para Adorno, en que ya no provocan la apariencia de
reconciliación. Bürger señala que la obra de arte se transforma
esencialmente al admitir en su seno fragmentos de realidad: No sólo el artista renuncia a la creación de cuadroscompletos,
sino que también la obra adquiere un status distinto, pues las
relaciones que mantiene con la realidad son diferentes a las que
establecen las obras orgánicas: no remiten como signo a la realidad,
sino que son realidad[11]. Para Wolfgang Iser, "el
montaje de imágenes destruye su finitud ilusionaria y supera la
confusión de fenómenos reales con la forma en que los vemos. Las
"imágenes” que interfieren ofrecen entonces la irrepresentabilidad de lo
real como una plenitud de puntos de vista extraños, los cuales,
precisamente por su carácter individual, pueden ser producidos en número
indefinido”. La "irrepresentabilidad de lo real” no es el resultado de
una interpretación, sino el hecho descubierto por el montaje de
imágenes. En vez de preguntar por qué aparece la realidad como
irrepresentable, al intérprete se le muestra esa irrepresentabilidad
como algo cierto e incuestionable.[12]
La mezcla de instancias narrativas en la novela guarda
relación con la contaminación estética que se produce en la mezcla de
géneros discursivos y formas de narrar. A este respecto es que Myrna
Solotorevsky[13]
se ha referido a la novela BP como paraliteratura, es decir, aquella
que incorpora géneros menores con características literarias. En BP, por
ejemplo, está la situación contextual pero lo que parece ser más
determinante es que la novela sea referida desde la oralidad de los
personajes, situación un tanto paradójica pues ellos no hablan directamente
sino que cuanto dicen es referido, cuanto dijeron está acabado en el
tiempo. Esto hace que estos personajes se presenten desde su condición
fija de carácter, como títeres, muñecos de un escenario que sería la
situación textual de la novela.
Según Solotorevsky, la experiencia paraliteraria apunta a
ejercer un efecto en el destinatario. El texto es considerado como un
objeto de contemplación. El texto paraliterario es legible y metafórico.
La paraliteratura constituye el ámbito de la repetición constructiva
(proliferación de los clichés). En la paraliteratura es posible
identificar eficacia psicológica y valor paraliterario; el valor
literario sólo existiría en el grado en que las estructuras psicológicas
se integraran a una estructura literaria válida en sí y suscitadora de
distancia contemplativa. El cliché tiene la posibilidad de ser
desautomatizado y provocar efectos literarios. El paratexto cumple una
función codificante que el texto se encarga de subvertir. El cliché en
BP es la configuración – en diferentes niveles discursivos- del deseo.
Una plenitud que en la cotidianeidad aparece como ausencia. Tal como
dice la autora, "la novela inserta discursos –que en oportunidades
tienen la categoría de textos- proveedores de estereotipos; dichos
discursos traban relaciones de equivalencia con el desarrollo diegético,
las que suscitan muchas veces la ruptura del cliché.”[14] Según
su interpretación, la estrategia de la novela estaría dada por la
expansión del cliché y su anulación a través de la cotidianidad. En este
sentido, BP se enmascara desde su paratexto como obra cliché: El
universal del texto es un anti-cliché, el cliché es anulado por la
temporalidad. El cliché tiene una función compensatoria con respecto al
plano cotidiano que es antitético. El texto, no es él mismo cliché, sino
que es un espacio donde éstos se representan, son utilizados como
procedimientos miméticos. La desautomatización se logra en BP por la
sistemática anulación del cliché propuesto y deseado. Ello se realiza
mediante el contraste de un momento diegético o metadiegético con el
desarrollo diegético total o mediante una relación de inversión entre
epígrafe y entrega o entre discurso interno de un actor y el contexto en
el cual él se encuentra inserto.[15]
Solotorevsky propone la exhibición del cliché como objeto frustrado del
deseo en BP, los clichés cumplen una función desocultante yel realismo
de las descripciones lo destaca. Hay una distancia irónica entre la
fantasía y la realidad; entre el inútilmente esperado galán de los
sueños hollywoodenses y la vida cotidiana; entre los baños de espuma y
las heladeras pagadas en cuotas. El paratexto, como montaje, toma la
forma del reciclaje de escombros de la experiencia, al decir de
Adorno, la incorporación de fragmentos de la realidad a la obra de
materiales que no han sido elaborados por el artista.
Deseo y fingimiento.
Como se apuntó más arriba, uno de los principales motivos
de la novela es la frustración del deseo. Esto a nivel textual opera
como expansión de la palabra (descripciones, imaginerías, y otros) en el
campo del deseo y su desautomatización en la realidad que viven los
personajes. La expansión del deseo asume una forma más bien metonímica.
Sin embargo, en todo este proceso se advierte la utilización del cliché
como elemento configurador del deseo. Retomando lo mencionado más arriba
con respecto a la cosificación del sujeto y la palabra, aparece en esta
dimensión del cliché la categoría estética del kitsch. También se encuentra la fetichización del cuerpo[16] y de la escritura.
Los personajes no poseen un yo articulado, coherente y
racional, sino que en él coexisten una multitud de modalidades que están
en permanente cambio y subdivisión; habitan un mundo artificial
motivado por el deseo. Sin embargo, existe un hiato entre las ilusiones
que los personajes tienen y la realidad que viven.; la ilusión kitsch
se rompe en la confrontación con su propio discurso al existir una
discordancia entre los personajes y los lugares comunes que orientan sus
vidas. Boquitas Pintadas pone en acción la dialéctica del tiempo del deseo con la del tiempo real de los personajes. La distancia desde la que lo kitsch aparece es lo que caracteriza a este hiato como kitsch;
cuando lo exhibido ya está contado y por eso se aparece como objeto.
Podría decirse entonces que BP es un objeto literario. Puede
interpretarse desde aquí la modalidad de entregas; partes de una
historia que se presenta conteniendo a otras en su constante
modalización del discurso, una objetualización de la narración. Ésta, en
su cualidad de kitsch, engloba incorporando, distintas
modalidades de discurso oral y escrito. Las cartas, lo que piensan los
personajes mientras ejecutan una acción, la radio, configuran muchas
cosas a la vez. En estas y otras dimensiones del discurso se ven
incorporados géneros menores con respecto a la tradición de la
literatura que se recuperan de diversos modos: la recuperación que se
efectúa al interior del relato, la recuperación que debe efectuar el
lector y la recuperación como acto en la novela que supone la
comprensión de todas sus partes en un todo reunido. La constelación
cargada de discursos y el sujeto un espacio vacío, que simula, que se
modaliza, pero que son sujetos honestos consigo mismos; ahí está su
dolor, ahí está su vacío, en que saben y se modalizan en sus discursos
motivados por la necesidad y por el deseo. Sus discursos exhiben su
vacío en la acción, su fingimiento. El kitsch, como arte del efecto, reafirma la falsedad de una situación en que realmente todo ha sido ya dicho.
En este punto es importante establecer la escritura y la
palabra pronunciada como una mentira, una falsificación, también de la
experiencia. Tanto el enmascaramiento del narrador como el de los
sujetos se dispone de tal modo, que la falsedad se exhibe. Opera el
proceso de falsificación en los personajes, que parecen definirse desde
el otro. Este otro es tanto el Otro del sujeto como el Otro que dicta
pautas desde la cultura y el deber ser. Desde esta perspectiva, ejercer
la individualidad resulta algo imposible. Todo se transforma en frases
hechas y en discursos adquiridos, que conducen inexorablemente a la
insatisfacción. Desde el disimulo se establece un modo de existencia en
los personajes. La mentira, de esta manera, se instala como arma,
estrategia de los personajes para su supervivencia. Tal es el caso, por
ejemplo, de Mabel en relación al asesinato de Pancho, los testimonios de
Raba y Mabel son una mentira inventada por Mabel y aceptada por Raba;
de Juan Carlos en el modo que refiere y sobrelleva su enfermedad; de
Celina, en relación a las cartas de Nené que intercepta y luego
falsifica, las que supuestamente eran escritas por su madre en respuesta
a las de Nené ; de Nené, que renuncia a su deseo casándose con un
marido al que no desea. Los personajes, escindidos respecto a su
verdadero deseo, terminan, de este modo, por perder su autenticidad;
actúan según pautas sociales o pautas que ellos mismos desde su
imaginario y también desde el imaginario cultural se imponen. Sin
embargo, vale destacar que es en esta escisión en la que se contempla,
al mismo tiempo, su más pura humanidad, su simpleza, una subjetividad
que, si bien puede parecer mediocre, guarda estrecha coherencia con el
universo narrado en el que se insertan: la vida de un pueblo en el que
los protagonistas pertenecen a la clase media y clase media baja y que
aspiran a ideales que se encuentran siempre fuera de su alcance, ya sean
éstos amorosos, profesionales, estéticos. El deseo, en todos ellos se
presenta como frustración, y con esto, la vida que llevan habitada por
la carencia. Esta carencia, sin embargo, busca en ellos ser negada. Tal
es el caso de Nené. En la segunda entrega aparecen lascartas
de Nené. Nené detesta su vida, se confiesa en una carta que luego
destruye, a ésta le sigue una nueva carta, negadora de la anterior. El
epígrafe de esta entrega: charlemos, la tarde es triste,
funciona como anulador de la instancia comunicativa; del decir de la
acción de los personajes, del decir de la acción que, pese a ser
descrita, está vaciada por su negación. Otra mentira de la palabra se
encuentra en las cartas que escribe Juan Carlos, escribe borradores de
ellas que un profesor corrige. La inautenticidad se reconoce en este
punto, sobre todo al ser comparadas con las de al comienzo de la novela
en que se exhiben las faltas ortográficas de Juan Carlos, lo que, de
paso, denuncia su nivel de educación. A través de estos ejemplos (que no
son todos), se denuncia la mentira y el fingimiento que opera en los
personajes.
El kitsch en Boquitas Pintadas.
Retomando lo anteriormente expuesto en relación a la
cosificación del sujeto y la experiencia, al enmascaramiento, al
fingimiento, al deseo y su desautomatización y al cliché, puede
plantearse a esta novela como perteneciente a la categoría estética del kitsch
(sin ser ésta por cierto la única categoría que la define). Los
conceptos mencionados más arriba en relación al montaje y al pastiche
(como reunión de elementos como cita en una nueva configuración
artística) también apuntan a esta categorización. No sólo por la mezcla
de estilos y el concepto de contaminación estética, sino también por lo
planteado por Moles en relación a los principios del kitsch.
El kitsch, desde Abraham Moles[17], se presenta como una negación de lo auténtico. Esta palabra aparece en Munich, en su acepción moderna, hacia 1860;kitschen, es hacer muebles nuevos con viejos (esto guarda relación con el término de bricolage apuntado más arriba y con el concepto de reciclaje), también, en otra acepción, verkitschen es hacer pasar gato por liebre. El kitsch es también la baratija, la bagatela.
Para Abraham Moles el kitsch no es un fenómeno denotativo, semánticamente explícito; es un fenómeno connotativo, intuitivo y sutil; es uno de los tipos de relación que mantiene el hombre con las cosas, un modo de ser más que un objeto o aún un estilo. El kitsch es un modo estético de relación con el ambiente. El kitsch
es un arte en la medida que adorna la vida cotidiana con una serie de
ritos ornamentales; es una función social sobreañadida a la función de
uso, que ya no sirve de soporte sino de pretexto. Dentro de los valores
del kitsch se encuentran la seguridad, la autoafirmación, el
sistema posesivo, el confort, los rituales de un modo de vida. En la
cultura consumidora kitsch el objeto se transforma en producto.
A través del decorado artificial de plástico, de acero, de vidrio: el
objeto, la casa, la ciudad, las imágenes de las comunicaciones masivas,
la naturaleza aparece como producto del artificio. La prosperidad de la
clase media, surgida del romanticismo, lo reacondiciona dialécticamente
guiada por su amor al confort.
Moles reconoce dos períodos del kitsch: 1) el que surge con la sociedad burguesa y sus cucharitas de café y pinzas para el azúcar y 2) el neokitsch en el cual el objeto es un producto de consumo en serie que se encuentra en supermercados.
La literatura kitsch procede por acumulación y
repetición, amontona muchos estilos diferentes en un espacio; es aquí
donde se encuentra la expansión del cliché antes referida en BP. Esta
literatura se dirige a la clase media que vive en el confort y se
construye sobre estereotipos. Es un arte literario del estereotipo. El
estereotipo, en Boquitas Pintadas, más que encontrarse en personajes
estereotipados, se encuentra en los modos de vida que dichos personajes
mantienen en relación con el entorno en que se insertan. El lenguaje kitsch
se dilata en la contigüidad, esto revela la inadecuación a la realidad;
una literatura de evasión. BP, si bien concuerda con muchas
características del kitsch, en otras lo subvierte. Esto, en relación con el tipo de personajes y ambientes de la novela kitsch,
en el que todo está poblado de objetos que son mayormente lujosos; en
cambio, en BP, la acción sucede en un pequeño pueblo, con personas que
no tienen acceso a dichos objetos. Por otra parte, el héroe kitsch parte hacia las proezas, conserva el corazón puro e inalterable. En el caso de JC esto no es así, es un anti-héroe kitsch, mujeriego, enfermo y mentiroso.
Para Calinescu[18], kitsch
es experiencia sustitutiva y falsa sensación (Althusser, hablará con
respecto a la ideología de falsa conciencia), implica la noción de
inadecuación estética. Según el autor, el kitsch es resultado
del romanticismo en el sentido de un deseo de escapar de una realidad
adversa o aburrida. Para Broch, antes del romanticismo la belleza se
consideraba trascendente, un valor absoluto. Después, este sistema
abierto e infinito del arte se cierra y se transforma en un valor
finito, se vuelve kitsch, éste, debe su existencia a la
estructura específica del romanticismo; esto es, al proceso por el cual
lo mundano se eleva al rango de lo eterno. Kitsch y romanticismo coinciden en su cualidad nostálgica.
Adorno se refiere al kitsch como "parodia de catarsis”,parodia de la conciencia estética.
El kitsch, como relación cotidiana con el ambiente, involucra las siguientes directrices:
- el interés por la vida cotidiana
- la importancia de su marco material
- la universalidad física de lo artificial en oposición a lo natural
- la necesidad de un estudio psicológico de las relaciones del hombre con su ambiente como determinante social.
Moles establece cinco principios del kitsch:
- principio de inadecuación: desviación del objeto en
relación a la función que debe cumplir; distancia en relación al
realismo en BP. El kitsch reemplaza lo puro por lo impuro, aún cuando describa la pureza.
El principio de inadecuación en BP se establece en relación
al realismo. En su estrategia narrativa puede advertirse un cierto
realismo en el sentido de la utilización de registros escriturales que
forman parte de la realidad, no sólo de los personajes, sino de la vida
real. El detalle en las descripciones y la especificidad del marco en el
que ellas aparecen (marco que las antecede mediante la enunciación del
registro) puede considerarse realista, pero la función que esto cumple
no se condice con el realismo del siglo XIX. Más bien, puede
considerarse, con Goic, como irrealismo. Por otra parte, el reemplazo de
lo puro por lo impuro puede apreciarse en la contaminación estética
propia del kitsch que se presenta en la novela, en relación a la mezcla
de estilos discursivos. La inadecuación puede observarse también en lo
anteriormente señalado respecto a las correcciones ortográficas de las
cartas de Juan Carlos. El reemplazo de lo puro por lo impuro, aún
describiendo la pureza, se manifiesta también en el propio discurso de
los personajes; la humanidad de éstos aparece en su máxima pureza,
precisamente a través de sus simulaciones constantes, en su ser para
otro.
- principio de acumulación: amueblar el vacío con una sobrecarga de medios. El juego entre la materia y la forma es propio del kitsch; se adopta la forma a partir de la génesis de otra materia. Principio de acumulación, de frenesí. Este principio no es exclusivo del kitsch, también está en el manierismo, rococó y diversas corrientes textuales y artísticas.
En este sentido puede mencionarse la dimensión cosmética;
las descripciones presentes en la novela referentes a los "ritos” de
embellecimiento de Nené, por ejemplo, lo cual denuncia a la belleza como
un valor fabricable, y de una manera artesanal. La acumulación se da,
también, a través de la palabra en la medida que ésta se expande, como
acumulación, en las descripciones, en las corrientes de la conciencia de
los personajes, por ejemplo. Por otra parte, en este destacar el vacío
de los personajes, la acumulación como detalle de sus actividades
diarias, por ejemplo, está tanto al servicio de la inadecuación realista
antes mencionada, pero también a dejar traslucir que detrás de sus
acciones se exhibe su vida vacía; todo lo que hacen es una manera de
ocupar el tiempo y el vacío; aquí, la insatisfacción se aprecia de una
manera clara.
- principio de sinestesia: tomar por asalto la mayor cantidad posible de canales sensoriales, simultáneamente o de manera yuxtapuesta.
"Mabelsentía todos los nervios de su cuerpo adormecidos,
entibiados, protegidos por vainas de miel o jalea, los roces y los
sonidos le llegaban amortiguados, el cráneo agradablemente hueco, lleno
sólo de aire tibio. El olfato estaba aguzado, junto a la almohada de
hilo blanco la nariz se estremeció en primer término, el olor a esencias
de almendra, a rastros de brillantina en la almohada, el olor pasó a
estremecerle el pecho y se propagó hasta las extremidades”[19]
- principio de mediocridad: es la tragedia del kitsch.
Se propone a la masa como sistema. Calinescu se refiere al hedonismo
vacilante de la clase media. En el principio de mediocridad se encuentra
el culto al souvenir(al idilio de la historia) y al espacio
(imaginería a otros parajes). Este principio puede apreciarse, por
ejemplo, en las fotos con dedicatorias que comparten Mabel y Juan
Carlos; la de Mabel se encuentra oculta en su armario, dentro de unos
libros de sexo, pues no la puede mostrar a causa de la dedicatoria que
es bastante cursi. Este culto al souvenir y al idilio de la historia se
encuentra también presente en el interés que tiene Nené de recuperar la
correspondencia que sostuvo con Juan Carlos en sus tiempos de romance.
Lo anterior asume la forma de fetichización del recuerdo, aunque también
hay que destacar que este recuerdo es, por otra parte, estructurador de
la palabra como memoria, aspecto éste último que nada tiene que ver con
el kitsch.
Es importante señalar que lo anteriormente expuesto sobre
el kitsch es necesario ponerlo en relación con el contexto cultural
latinoamericano en el cual se inscribe la diégesis de la novela. El
capitalismo instaura una modificación de los valores sociales,
económicos y culturales. Esto se apoya en una importante presencia de
los medios de comunicación de masas, que en la novela estará reflejada
en las alusiones al cine, al consumo, a las revistas, a la música,
principalmente. A través de estos elementos, se manifiesta también la
frustración de las expectativas de los personajes. En el caso de Nené y
su anhelada compra de un nuevo juego de living, en Mabel a través de sus
cartas a la sección amorosa de la revista Mundo Femenino, en
el hecho de que haga un viaje especial a Buenos Aires para fotografiarse
con su vestido de novia, en el intento de Raba por encontrar mejores
suertes en la capital, lo cual sólo logrará hacerla volver a su pueblo,
el deseo de Mabel de que por la puerta de su habitación entrara su galán
favorito, el consumo de películas hollywoodenses en un pequeño pueblo
argentino que despertaráen sus espectadores expectativas moduladas a sus
ilusiones; todo esto produce imaginariosmentales y subjetivos en los
personajes que los contrastan con la realidad en la que verdaderamente
se encuentran insertos.
El culto a otros parajes puede apreciarse en la ensoñación de Nené de encontrarse con Juan Carlos en el más allá: "Dame
tus manos, ven, toma las mías, pronto va a refrescar, se acaba el
día...cortinas nuevas traje yo de Buenos Aires...y tú tienes razón pues
el portón recuerdos trae, pero seamos, prudentes, y vamos dentro, que
todo aquello empezó...por un resfrío, ¿ya no tenés ni un poquito de
catarro? Mirá, en este cuartito yo vivía, cuando todavía era
soltera...podemos pasar aquí la vida que nos resta ¿una vida de amor?
¡lo que Dios quiera! Juan Carlos, estamos ante Dios, esto el Catecismo
nos lo anunciaba, se llama Resurrección y es del Juicio Final la
consecuencia ¿no estás contento? Con que la llamada Resurrección de la
Carne esto era, ¿pero no será que lo estoy soñando? ¿cómo hacer para
partir del sueño sin sufrimiento?¿y si me pellizco yo? ¿qué? Mis dedos
ya no son de algodón blando, no, basta de tanto miedo que mis dedos
tocan mi carne y no estoy soñando pues el pellizco me despertaría ¡Dios
nos devuelve a la vida en cuerpo y alma! Es la voluntad de Dios [...]”[20]
- principio de confort: el confort en la inadecuación y la irracionalidad (que son algunos de los rasgos esenciales del kitsch) implican la mano de obra (la mucama). Se vincula con la burguesía.
Los personajes de esta novela, se encuentran lejos de
pertenecer a la burguesía; sin embargo, la mano de obra señalada en este
principio es realizada por ellos mismos. En este sentido, el principio
de confort es algo que los personajes desean. Nené, por ejemplo, se casa
como un modo de ascenso social, y el principio de confort se cumple
sólo en parte, pues es ella misma la que lava los platos, cuida a los
niños y realiza todas las tareas domésticas. El principio de confort en
el sentido antes mencionado puede apreciarse también en el insistente
deseo de Nené por comprar su nuevo juego de living, que representa sus
deseos estereotipados de un hogar de buena situación económica; la
desautomatización se aplica frente a la frustración de ésta por no
conseguirlo. Nené estádescontenta con los objetos de su casa. Mira el
espacio vacío de muebles y se frustra (desautomatización). Trasla muerte
de Nené se sabe que finalmente obtuvo su juego de living tan anhelado
pero que lo mantuvo siempre enfundado; al morir, el juego de living que
Nené tuviera siempre enfundado se encuentra sin fundas, éstas habían
sido quitadas por su nuera el día del velorio, desde cuando los muebles
presentan manchas de café y licor. La desautomatización opera aquí en la
desprotección en que queda tras la muerte de Nené uno de sus objetos
del deseo.
Existe una discrepancia entre el status de vida que Nené en
su vida de casada quiere aparentar y el que realmente tiene. Por otra
parte, el principio de confort puede encontrarse en la vida cotidiana de
los personajes en lo que dice relacióncon sus rutinas, tales como la
siesta, la hora de almuerzo (aquí la mano de obra es llevada a cabo por
la madres de Nené y la sirvienta y madre de Mabel) , las idas al cine.
El kitsch, puede apreciarse en la novela en otros
distintos episodios. En la primera entrega, Nené está en su casa de
Buenos Aires donde se observan la nueva barra fluorescente de la
cocina, el mantel de hule. Cajón del ropero con rosarios y estampitas.
Libro con tapas que imitan el nácar que anuncia el día del juicio final (y
que se retomará en los pensamientos de Nélida en su viaje a Cosquín con
sus hijos visitando el lugar que habitó Juan Carlos antes de morir
–recupérese el principio anterior respecto a la culto imaginario a otros
parajes-). También una virgen tallada en sal, elementos todos estos que denuncian una estética kitsch.
En la octava entrega,se encuentran los borradores donde JC pide ayuda
al profesor para redactar una carta de amor; éste le sugiere que la
tematize en torno al Leteo. Juan Carlos se niega pues la encuentra "muy
novelera” (kitsch).
En la 9º entrega (Bs. Aires, 10 de noviembre de 1938)
aparece una carta a Mabel de Nené ya casada. Se lleva el traje de novia a
Bs. Aires para sacarse la foto allá según consejo de su madre; esto
también es un elemento kitsch, en el sentido del principio de inadecuación, esta vez como pretensión.
El cuerpo de la escritura.
El presente análisis se ha centrado en el tema de la objetualización del cuerpo y la palabra en la novela Boquitas Pintadas a partir de lo cual se desprende finalmente la categoría estética del kitsch.
La disposición del texto y la representación de sus personajes instalan
una nueva reflexión sobre la escritura. Los hechos descritos en el
"relato”, instalan una temporalidad espacializante a la vez que dicha
temporalidad se articula como memoria, pues los hechos relatados ocurren
diez años antes de ser contados. La memoria se presenta desde el inicio
como eje articulador del relato; es Nené quien, afligida por la muerte
de su amor frustrado, quiere recuperar sus cartas para mantener el
recuerdo. En este sentido, las cartas metonimizan al cuerpo, de Juan
Carlos, del recuerdo y de la escritura. Por otra parte, todos los
elementos narrativos y los registros escriturales utilizados en la
novela dan cuenta de un pasado y una memoria; los recuentos del
narrador, los enunciados que determinan la forma en que serán enunciados
los sucesos, las cartas, entre otros.
Tan poderosa resulta ser en la novela la palabra escrita (y
en relación a lo ya apuntado respecto al deseo y la memoria como ejes
articuladores) que Nené, antes de morir, se reúne con su esposo, le
habla sobre un sobre que contiene sus últimas voluntades y las modifica.
Sigue negándose a ser cremada pero en vez de ser enterrada con las
cartas de Juan Carlos pide hacerlo con su anillo de compromiso. Nené
pide la destrucción de las cartas por parte de su mismo esposo.
Finalmente, y en relación a las cartas, es necesario establecer la
relación que éstas guardan con la escritura y con el recuerdo, con la
memoriay el deseo como ejes articuladores. Es importante destacar que la
novela termina con frases sueltas de las cartas que se queman, esto es,
el desmembramiento de la escritura como cuerpo y también como memoria,
y, otra vez, como elemento articulador del deseo.
[1] Manuel Puig, 1968. Edición utilizada: Buenos Aires, Grupo Editorial Planeta S.A.C.I./ Booket, 2004. En adelante: BP.
[2]Goic, Cedomil, Historia y crítica de la literatura hispanoamericana.Barcelona : Editorial Crítica, c1988-1990, volumen 3.
[3] Existen tres momentos en la novela contemporánea según lo apuntado por Goic: Superrealismo, Neorrealismo e Irrealismo.
[4] Barthes, Roland, El susurro del lenguaje : Más allá de la palabra y la escritura. Barcelona : Buenos Aires : México : Ediciones Paidós, 1999.
[5] Guzmán, Jorge, Diferencias latinoamericanas: Mistral, Carpentier, García Márquez, Puig. Santiago : Universidad de Chile, Centro de Estudios Humanísticos, 1984.
[6]Solotorevsky, Myrna. Literatura, paraliteratura : Puig, Borges, Donoso, Cortázar, Vargas Llosa. Gaithersburg, Md. Hispamérica, 1988.
[7] Etimológicamente: "careta”, "personaje disfrazado”.
[8] El bricolage
no opera con materias primas, sino ya elaboradas, con sus trozos, con
sus restos; producto híbrido, secundario, derivado del otro (Lacan) ,
con conciencia de que ha habido una transformación, un proceso. Una de
las acepciones de bricoler en francés dice relación con los
arreglos y reparaciones caseras que uno hace en su casa de manera
artesanal y provisoria con los elementos que se tienen a la mano. Desde
esta perspectiva, BP puede considerarse un bricolage en la medida que
para construir la estructura de la novela se utilizan modos de referir
existentes que sin embargo están al servicio de otra cosa; los
elementos, más que tener un valor aislado, lo obtienen en relación a la
finalidad a que se los destina. Este principio de composición se sirve
del reciclaje para la configuración de un elemento otro; la novela,
puede decirse entonces, se construye residualmente en términos de
Williams (Williams plantea que el arte en la posmodernidad se sirve de
los residuos para constituirse, teniendo así el objeto la cualidad de
ser siempre una reificación. Esto guarda relación también con la pérdida
del original, del desmembramiento de los textos y objetos de la cultura
y la experiencia en pos de la mezcla de niveles que constituya un
objeto, por esto, otro.)
[9] En Bürger, la categoría estética de artefacto
[10] Peter Bürger, Teoría de la Vanguardia Barcelona: Ediciones Península, 1997.
[11] Bürger, p.142
[12] Ídem.
[13]Solotorevsky, Myrna. Literatura, paraliteratura : Puig, Borges, Donoso, Cortázar, Vargas Llosa.Gaithersburg, Md: Hispamérica, 1988.
[14] Op.cit.p.33.
[15]Op.cit.p.39.
[16] Un ejemplo de esto es la relación que establece Pancho con su uniforme siendo este su objeto del deseo en la décima entrega:
"De todos modos sacó del armario el flamante uniforme de suboficial de
policía y pasó la yema de los dedos por la gabardina de la chaqueta y
los pantalones, por el cuero lustroso de las botas, por los hilos
dorados de las charreteras, por los botones de metal, todos exactamente
iguales, sin defectos de fabricación, bruñidos, cosidos a la gabardina
con hilo doble. Se vistió con lentitud, temiendo desgarrar alguna
costura, o rayar la superficie de las botas.”BP, p. 122.
[17] Abraham Moles, El Kitsch. Barcelona: Paidos, 1990.
[18] Calinescu, Matei. Cinco caras de la modernidad: modernismo, vanguardia, decadencia, kitsch, postmodernismo. Madrid: Alianza, 2003.
[19] BP, p.61.
[20] BP, p. 210.
Bibliografía.
- Bürger, Peter, Teoría de la Vanguardia. Barcelona, Ediciones Península, 1997.
- Calinescu, Matei. Cinco caras de la modernidad : modernismo, vanguardia, decadencia, kitsch, postmodernismo.Madrid, Tecnos : Alianza, 2003.
- Guzmán Jorge. Los medios de masas en Boquitas Pintadas. En: Diferencias Latinoamericanas: (Mistral, Carpentier, García Márquez, Puig) Santiago : Universidad de Chile, Centro de Estudios Humanísticos, [1984].
- Lorenzano, Sandra (coordinadora) La literatura es una película.Revisionessobre Manuel Puig. UNAM, 1997.
- Lozano, Jorge. Análisis del Discurso. Hacia una semiótica de la interacción textual. Madrid, Cátedra, 1989.
- Martínez, María Ester."Boquitas Pintadas: Una reflexión sobre el yo y el género literario”. En: Taller de letras. -- no. 29 (nov. 2001)
- Moles, Abraham. El Kitsch. (1971) Barcelona, Paidos, 1990.
- Puig, Manuel. Boquitas Pintadas (1968). Edición utilizada: Buenos Aires, Grupo Editorial Planeta S.A.C.I./ Booket, 2004.
[*]
Licenciada en Lengua y Literatura Hispánica, Universidad de Chile y
Estudiante de Magíster en Literatura mención Teoría Literaria en la
misma Universidad. Licenciada en Educación y Profesora de Lengua
Castellana y Comunicación. Docente Universidad Andrés Bello y Secretaria
de Redacción Revista de Humanidades.*
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