La ironía de Niklas Luhmann
CAROLINA LIVINGSTON
De Niklas Luhmann podría
esperarse este gag. Si es plausible atribuir este gag a la persona de
Niklas Luhmann, es porque su persona y lo que es esperable de ella es
identificada a partir de su teoría. Este es un gag en clave luhmanniana,
gag que condensa una de las propuestas más significativas de su programa teórico:
pasar de la teoría de la acción de los sujetos a la teoría de la
comunicación de los sistemas. Esto supone rechazar el concepto de sujeto
y, lcon ello, los presupuestos de la
metafísica moderna del sujeto. El más importante de estos presupuestos
consiste en que el hombre es considerado como sujeto (subiectum),
esto es, como lo que está en la base de todo lo existente como su
fundamento. Presupuestos derivados son la trascendentalidad de la
conciencia y la dualidad sujeto/objeto.
Observar con los propios instrumentos de
la teoría luhmanniana qué es lo que sucede en la relación entre la
conciencia del sujeto lector y la comunicación irónica nos permitirá experimentar el rechazo
luhmanniano del sujeto en sus propios términos. Esto abrirá paso a una
serie de reflexiones en torno al problema de la metafísica moderna del
sujeto.
Humor de tercer grado. Variación sobre un tema conocido.(1)
Al leer el gag, la conciencia penetra en
la comunicación y la comunicación en la conciencia. Para esta
penetración ambas utilizan el mismo código. El código binario "ve / no
ve” es la forma con que procesan el sentido. Su utilización les permite
procesar lo que cambia continuamente. Todas las veces que se haga
referencia al sistema psíquico, se tratará del entorno del gag,
lo que está fuera de él, y lo observado serán los pensamientos del
lector. Todas las veces que refiera al sistema comunicativo, o más precisamente a la comunicación, estaré observando las operaciones de comunicación del gag, en el manejo de la diferencia con su entorno, el sistema psíquico del lector.
Primer acto
Partimos del sistema psíquico del lector. El sistema psíquico está ante una comunicación específica, una tira cómica. Opera conscientemente reduciendo la complejidad de
su entorno para construir la suya propia: ve un chiste gráfico, ve
cuatro actos o escenas divididas en cuadros. En el primer episodio ve
una situación en desarrollo: ve a un hombrecito caminando por la vereda,
leyendo el diario, que se acerca hacia una alcantarilla abierta. Esta operación de conciencia gana valor de información en la medida en que se enlaza a otra operación, el hombrecito se va a caer en la alcantarilla porque no la ve. Por lo tanto, el sistema psíquico ve que (el hombrecito) no ve. Este acontecimiento "veo que no ve” actualiza las estructuras del propio sistema; en consecuencia, alcanza valor de estructura de la expectativa de sentido:
"puesto que no vé –lo que yo si veo–, se caerá” (el sentido no es lo
actual y/o lo posible, sino la diferencia entre lo actual y lo posible).
Segundo acto
El sistema psíquico se orientaba por la probabilidad de que el hombrecito se cayera. Esta probabilidad se debía a una estructura de sentido,
la capacidad de enlace de "no ver la alcantarilla” con "caerse en ella”
estando ya el personaje más cerca del pozo y en consecuencia más cerca
del peligro de caer.
Con respecto a las
estructuras, hay que esperar resultados conformes y discrepantes; con
respecto a los procesos, acontecimientos probables e improbables. La
ganancia para el orden consiste en que el sistema puede orientarse por
medio de estas diferencias y, de acuerdo con ellas, acoplar sus
operaciones.
Mediante esta remisión de
sentido, otras posibilidades son excluídas con una seguridad que se cree
suficiente. Pero la doble contingencia sigue estando en la base de la
interpenetración social. Además, ante este tipo específico de
comunicación, la comunicación humorística, los sistemas psíquicos están a
la expectativa de una sorpresa, esperan ser sorprendidos. Debido a las
adquisiciones previas del acervo de la cultura moderna, la caída del
personaje no significaría una sorpresa (se trataría en ese caso de humor
de primer grado), por lo tanto se espera una variación a esta
resolución del conflicto. Si bien los sistemas psíquicos modernos tienen
en cuenta en sus operaciones de conciencia la posibilidad de que el
personaje caiga en el pozo, la expectativa es de variación. En materia
humorística, ante el tema clásico de la caída, los sistemas psíquicos
están alerta a que se produzca un aporte nuevo. Los chistes sobre
cualquier tema evolucionan a lo largo de la historia, en ella no causa
risa siempre lo mismo, lo que provoca risa está en correspondencia con
lo que en cada sistema societal(2)
debe permanecer latente para los sistemas psíquicos o para los sistemas
sociales, y que es puesto de manifiesto transitoriamente en oportunidad
de las comunicaciones irónicas. Entonces, se espera ver de qué forma el
personaje se salvará del peligro de caer, se espera ver cómo y porqué
el hombrecito no se caerá. El sistema psíquico opera pensando: "seguro
que no se cae, pero cómo, cómo hará para no caerse” o "qué pasará para
que no suceda lo obvio” o "qué pasará para que el personaje no termine
cayéndose en el pozo”. Ya que la caída del personaje equivaldría,
funcionalmente, a la caída en el lugar más común de la historieta, por
eso el sujeto (la conciencia que se piensa a sí misma como sujeto),
espera que suceda otra cosa.
Tercer acto
El personaje salta el pozo aún sin verlo.
La preeliminar solución del conflicto todavía se sostiene en el orden de
lo que para la conciencia del lector resulta probable. Es bastante probable
que el personaje no termine siendo víctima de su situación, que el
personaje se zafe. Los chistes siempre están vinculados a una sorpresa,
pero hay sorpresas más o menos probables, hay sorpresas y sorpresas. La
comunicación "¡sin ver, salto!” sorprende a la conciencia. La comunicación esta compuesta por dos elementos en conexión. Uno de ellos, "salto”, concede al sujeto que él esperaba que no cayera; la expectativa
del sujeto es satisfecha. Pero en la conexión entre ambos elementos
comunicativos "¡sin ver, salto!”, "salto sin ver”, se levanta para la
conciencia primero como un sin sentido: "¡qué absurdo!”, y luego como
una contradicción: "¿cómo pudo haber saltado el pozo el
personaje sin verlo, sin percatarse, sin saber de él?”. La solución
queda suspensa hasta el siguiente acto.(3)
Cuarto acto
¿Y ahora? ¿Qué pasa, ahora? Como diría Luhmann,(4) sucede lo que sucede. El sistema gag informa (introduce una forma en él, una comunicación) a su entorno mediante un gesto irónico:
"Ojo”. Pero esta comunicación que es diferenciada e indicada por el
sistema psíquico, ha sido inducida por el sistema comunicativo. Éste
induce mediante el gesto corporal del personaje sus propias
posibilidades de reducción. El sistema psíquico toma esta especificación social
y la integra a sus propias operaciones de enlace. "¡¿Ojo?!” ,
"¡Entonces sabía (aquí el personaje representa a un sujeto ficcional)
que pensé que podía caerse!”
Este gesto condensa, en una
sola operación de comunicación, toda la complejidad del sistema
comunicativo en su interpenetración con el sistema psíquico, y toda la
complejidad incita en las ulteriores operaciones de enlace del
observador, que ya había llegado al punto culminante del chiste antes de
empezar a observar a las comunicaciones y a los pensamientos en acople
estructural. Pero también abre nuevamente posibilidades de enlace para
el sistema del observador. Por un lado, este gesto evidencia,
para mis intereses, en tanto observador de segundo grado, y para los
intereses del lector, que el sistema comunicativo había incorporado como
heterorreferencia, como referencia al sistema psíquico, la reducción de complejidad
hecha por su entorno psíquico "ojo con el pozo”, "no lo ve, se puede
caer”, y la había enlazado con elementos propios del sistema, "no ves
que yo si veo porque te veo”; "veo lo que no veo porque te veo– brinco
por encima de la alcantarilla”. Risa lindante, el sistema psíquico es
sorprendido tanto más que si solamente hubiera visto (pensado) que el
personaje saltó. "Ojo” es un elemento (comunicacional y conciente según
la referencia sistémica) cuyo sentido es comprendido rápidamente por el
sistema psíquico, pero sin que este sentido se traduzca en pensamientos.
"Los chistes no ilustran, son comprendidos en la medida en que penetran
en la conciencia compleja, que capta su sentido sin pensar”. Esta
conciencia compleja y sus "bases secretas de comprensión” ( que
funcionan en el horizonte de la risa, está formada por pensamientos latentes:
"Ah, no sólo saltó el obstáculo sino que me vió ver” "Y ahora se burla
de mí –Yo que creía que el cegado era él, se ríe de mi ceguera (del
punto ciego de la conciencia) –la realidad se ha invertido– El cegado he
pasado a ser yo– Ese tipito, que está dentro de un chiste, ¡se ríe de
mí!. Observó mis pensamientos. Entonces que tenga cuidado. Qué ironía”.
Al nivel de la conciencia superficial ocurre como acontecimiento una
risa y un corte drástico. El sistema psíquico (acoplado al sistema
orgánico –en el cuerpo se producen sensaciones) no piensa "me vió ver”,
"anticipó mis pensamientos” –estos pensamientos están latentes.
Un chiste puede generar un
efecto de solidaridad, debido al empleo de bases secretas de
comprensión, es decir, de conciencia, sin formar estructuras a partir de
ellas. Precisamente por ello es indispensable la forma del
acontecimiento individual; un chiste tiene que ser nuevo e irrepetible,
tiene que sorprender, pero no debe ilustrar. No compromete, corta
drásticamente cualquier comunicación, cualquier pregunta, cualquier
intento de mayor explicación, al escoger la forma de una paradoja”
El gag como comunicación doblemente contradictoria
La comunicación irónica "Ojo”, irónica por
ser una advertencia deliberadamente tardía, es al mismo tiempo una
comunicación contradictoria.
En la comunicación irónica se dan dos tipos de contradicción.
Se contradice a otro incorporando la diferencia entre alter y ego a la
comunicación, se incluye en la unidad de la comunicación la contra
afirmación que ya se realizó o se espera y se la contradice.
La contradicción se da aquí
porque se contradice lo que se ha incorporado. "Ojo” es contradicho por
"Ojo, vos” ; "Ojo con lo que vos no ves” (comunicación en acople
estructural con la conciencia compleja y sus pensamientos latentes). La
ficción, usualmente autónoma, irrumpe en la realidad. El personaje hace
partícipe de la historieta al lector, burlándose de él. Lo incluye
radicalmente como parte esencial del chiste. Esencial porque es un
chiste a costa suyo, es un chiste a costa del sujeto, a costa de la
tesis de la subjetividad de la conciencia, de su punto ciego. Con un
típico gesto de advertencia el personaje toma el lugar del lector, el
objeto toma el lugar del sujeto y la comunicación toma el lugar de la
conciencia. Circularidad: por este episodio se vuelve al principio (1° y
2° acto) donde el lector advertía al hombrecito en sus pensamientos
sobre el peligro de caer en que éste se hallaba. Pero la circularidad se
efectúa con la inversión de las posiciones del sujeto y el objeto.
Finalmente queda demostrado que el que corre peligro es él mismo, el que
corre peligro es el sujeto o la teoría de la acción ( ahí donde se le
supone un sujeto) y un peligro más abstracto y general.
Existen, al mismo tiempo,
para Luhmann, contradicciones de comunicación que no se refieren sólo a
la comunicación del otro, ya incluida como contradicción, sino a la
contradicción de las intenciones del que informa. No se contradice a
otro, se contradice a sí mismo. No se trata entonces de una diferencia
entre alter y ego incorporada a la comunicación sino de una contradicción entre las propias intenciones de alter.
Un ejemplo es la comunicación irónica, en la cual el contenido de la
comunicación es desmentido por su forma; se dice, pero no seriamente.
En la comunicación "Ojo con
lo que vos no ves”, la intención de comunicar la observación por parte
de una comunicación, de los pensamientos de un "sujeto”, un sistema
psíquico, es contradicha. La intención de comunicar la capacidad de
observar como no privativa de la conciencia es contradicha pues se trata
de una broma.
LA METAFÍSICA MODERNA DEL
SUJETO ES EL PRESUPUESTO ESTRUCTURAL LATENTE DE TODA CONCIENCIA: SU
SUPERACIÓN ES UNA LOCURA (PARA LA CONCIENCIA Y PARA LA SOCIEDAD).
Si Luhmann aceptara que la metafísica del
sujeto es un presupuesto latente fundamental de la estructura de los
sistemas psíquicos –necesario para su correcto funcionamiento y para el
acople de los sistemas psíquicos con los sistemas sociales– se
encontraría con un problema a la hora de plantear la superación de la
metafísica moderna del sujeto: el problema del fenómeno de la locura y
su relación con la sociedad. Sí acepta que la conciencia opera con el
código sujeto/objeto. Y necesita hacerlo. Difícil no estar de acuerdo
con Luhmann cuando afirma que "hablamos con los sujetos sobre los
objetos, no con los objetos sobre los sujetos”.(5)
Fácil dar un paso más y comprender que la división operativa
sujeto/objeto es un requisito básico de la salud del sujeto. Un sujeto
que no habla con otros sujetos sobre los objetos (aún cuando el objeto
sea otro sujeto) sino con los objetos sobre los sujetos. Está loco, y
como tal está excluído de la sociedad por loco, incluido como loco. La
metafísica moderna del sujeto es necesaria tanto para la conciencia como
para la sociedad. La sociedad es la totalidad de las comunicaciones
posibles (por ser esperables) y estas precisan a la conciencia. La
sociedad necesita de una buena cantidad de sistemas psíquicos sanos. A
la conclusión de la necesidad de la metafísica moderna del sujeto (y su
diferencia sujeto/objeto) para el sujeto no llega Luhmann. Y tampoco
llegaría Luhmann a concluir la necesidad de la metafísica moderna del
sujeto para la sociedad. En tanto y en cuanto en la sociedad las
comunicaciones necesitan acoplarse con las conciencias, la metafísica
del sujeto es necesaria. Sostengo la tesis de que existe una correlación
entre la semántica del sujeto y la propia estructura subjetual incita
en el funcionamiento de los sistemas de conciencia; y una correlación o
relación recíproca entre metafísica moderna del sujeto, la conciencia, y
la comunicación social. Luhmann no vislumbra esto y en consecuencia no
se ocupa de este tema. Pero sí en general de la latencia, precisamente
de las latencias de conciencia y las latencias de comunicación. De estas
afirma que no son las mismas. Y de la comunicación irónica que es un
caso de subversión de latencias sociales. Pero este gag, esta
comunicación irónica, ¿subvierte latencias de comunicación o latencias
de conciencia? Parece plausible que contrariamente a lo que indica
Luhmann las latencias de conciencia y las latencias de comunicación
pueden ser las mismas. En ocasión de este gag, parecen coincidir.
Latencias de conciencia o latencias de comunicación
El gag seleccionado, ¿subvierte latencias de conciencia o latencias de comunicación? En esta conciencia en tanto casualidad condicionada históricamente,
la formación de estructura de la conciencia que es puesta en peligro,
¿es una estructura psíquica o una estructura social (comunicativa)? ¿O
es las dos cosas?
La conciencia puede subvertir
latencias sociales al dedicarse a la comunicación; por otra parte, la
comunicación puede sabotear las latencias psíquicas, sobre todo como
comunicación acerca de aquél que quiere proteger y ocultar sus
latencias. Los sistemas psíquicos o sociales se ponen mutuamente en
peligro por el simple hecho de que sus necesidades de latencia no
coinciden y de que sus procesos operativos no son idénticos. Aquí se
puede añadir un análisis del chiste y la ironía. En estas formas, la
conciencia puede representarse a sí misma como imperfecta. Comete por
así decirlo, un error de categoría, una confusión de niveles, una
atribución imposible para romper las latencias sociales a la vez que las
sigue respetando.
¿Cuál es el error de categoría, la
confusión de niveles, la atribución imposible? En el momento culminante
del gag, parece que el personaje de la tira cómica tuviera conciencia,
parece que hubiera pensado. Esto se explica porque está latente en lo
social que la facultad de observar, reflexionar, anticipar, y de toda otra acción posible,
es exclusiva del sujeto humano, en base a su capacidad de conciencia y
su capacidad de acción. La comunicación irónica amenaza con hacer
patente la insuficiencia de esta presuposición. Insuficiencia necesaria
(estructural) para los sistemas psíquicos, y luego, dado que los
sistemas sociales no podrían subsistir sin sistemas psíquicos
funcionando correctamente en su entorno, para la sociedad. El sujeto
humano ejerce la suposición de que "solo la conciencia puede
reflexionar”, "solo la conciencia puede observar observaciones”, Si no
ejerciera esta suposición, no habría ironía. La comunicación irónica
sabotea esta presuposición afín a la tesis de la subjetividad de la
conciencia; amenaza con subvertirla. Como se trata de una broma, este
presupuesto estructural latente es subvertido a la vez que mantenido.
La estructura del chiste impide el regreso reflexivo a la propia comunicación.
¿Qué clase de chiste es éste?
En general, uno se ríe, y pasa a otra
cosa... En la mayoría de los casos, el chiste es una comunicación con
sentido, pero forma una realidad distinta y unívoca. Los chistes,
generalmente, aún si son irónicos, comunican algo, se limitan a
comunicar algo. Y el sujeto, sea el que lo escucha o el que lo
lee, o en cambio, el que lo enuncia, permanece indemne, ileso, intacto,
gracias a la clausura del chiste.
Pero este chiste, esta
ironía, tiene la peculiaridad de ser cerrado y abierto a la vez, de
cerrarse en su apertura en el momento en que interpela al sujeto. Para
el sujeto (es decir para la subjetividad de la conciencia) parece como
si el personaje del chiste se saliera de éste, pero en realidad no
ocurre que el personaje se salga del chiste, da la sensación de que se
sale en el instante en que entra en la subjetividad de nuestra
conciencia y la cuestiona.
La trascendentalidad de la conciencia y el gag
"Ojo” significa extensivamente "Ojo, que es
posible que la conciencia no sea el sostén de todo lo demás. Es
plausible que la conciencia sea sujeto para sí misma. Pero también lo es
que no sea sujeto para todo lo demás”. Pero como la comunicación es
contradictoria en tanto ella misma es en serio y es en broma, la
estructura es subvertida a la vez que mantenida. Entonces no cae, pero
tambalea. ¿Qué es lo que tambalea? Tambalea la estructura de la
subjetividad de la conciencia, anexa a la lógica bivalente de sujeto y
objeto (uno sujeto y el chiste objeto y sus respectivos atributos),
tambalea también la trascendentalidad de la conciencia, desde el momento
en que esta es trascendida por una comunicación que –aunque valiéndose
de un recurso humorístico– pone seriamente en duda la prerrogativa
subjetual de la conciencia, la deja perpleja, aún cuando se trate de una
broma, de la broma no produce perplejidad la sorpresa de que el
hombrecito haya saltado la alcantarilla, pero sí la sorpresa
inmensamente mayor efecto de que con un gesto evidencie que observó y
hasta anticipó la observación del lector.
La metafísica moderna del sujeto y el gag
A la metafísica moderna del sujeto le es
afín considerar una naturaleza existente fuera de la conciencia que la
concibe, la mide, la compara, la piensa. Y que requiere de la conciencia
para verse a sí misma. Pero este considerar una naturaleza fuera de la
conciencia no es para perder su privilegio sino, en cambio, artilugio
para evitar –no solo el solipsismo– sino la autorreferencia del ser que
sólo podrá darse por intermediación de la subjetividad de la conciencia.
El gag excusa la investigación, es prueba de lo contrario. El ser del
gag no utiliza a la conciencia para verse a sí mismo, sino que la
comunicación produjo su autorreferencia para que la conciencia se vea a
si misma en su decepción de ser el sujeto de la comunicación. El objeto
(la comunicación) actuó sobre la conciencia provocando un efecto cómico
mediante la referencia a sí mismo, anticipando los pensamientos de la
conciencia. Los pensamientos forman parte del proceso autorreferencial
de la comunicación y son puestos como heterorreferencia en el enlace de
las operaciones de comunicación.
A la metafísica moderna del
sujeto le resulta inconcebible o simplemente absurdo que algo que no es
un sujeto, una comunicación por ejemplo, pueda referir a sí misma y
observar sus propias observaciones. Por eso, el lector pensará
inmediatamente que la comunicación irónica ha sido creada por un sujeto.
Pero esto no cambia que el gag es una comunicación (no un sujeto) y que
en el momento en que estaba leyendo el gag ha sido la comunicación
misma (y no el hombre que la creó) el sujeto de la comunicación,
sirviéndose para ello de la anticipación de los pensamientos concientes.
Observación de observaciones y autorreferencia son para el sujeto
propiedades/atributos de la conciencia. Y sólo los sujetos son
poseedores de conciencia, por lo tanto sólo los sujetos son capaces de
observar observaciones –ver lo que otros ven, interpretar, criticar, y toda otra acción posible– y de referir a otros y a sí mismos (reflexionar). La comunicación irónica sugiere que la capacidad de reflexión y acción no es exclusiva del ser humano.
Uno de los lineamientos de la
teoría de Luhmann consiste en afirmar que no son estas capacidades de
acción de ninguna manera atributos de los sujetos. La conciencia cree
que es sujeto. Los sujetos humanos son reducidos por la teoría de
Luhmann a un acople estructural entre un sistema orgánico y un sistema
psíquico en el entorno de los sistemas sociales.
La comunicación irónica
luhmanniana, sugiere que estas capacidades de la conciencia son
compartidas con la comunicación. Pero como ya mencionamos Luhmann llega a
sostener incluso que la conciencia no pertenece a los sujetos, es
decir, que los hombres no son sujetos: "Cierto es que descartamos la
afirmación de que la conciencia es un sujeto. Lo es solo para sí
misma... ¿Refieren las comunicaciones a los sujetos? ¿Son los sujetos
quienes comunican? ¿La comunicación de quién? De los sistemas. La acción
de comunicar de los sujetos humanos (Mitteilung) es sólo una parte de
la comunicación. Los sujetos no comunican. La comunicación se produce
cuando es comprendida. Pero la comprensión requiere de un nivel
emergente en el que se diferencia entre el acto de comunicar y la
información. Entre quien comunica (intencionalidad y motivos) y el
sentido de la comunicación independiente de estos motivos. Los sujetos
de la comunicación no son los hombres sino los sistemas.
La risa silenciosa, filosófica
La risa a que induce el gag es una risa
silenciosa, una risa filosófica. La misma risa silenciosa, filosófica, a
la que aluden Nietzsche y Foucault con referencia a la muerte del
hombre.
A todos aquellos que quieren
hablar aún del hombre, de su reino o de su liberación, a todos aquellos
que quieren partir de él para tener acceso a la verdad, a todos aquellos
que en cambio conducen todo nuevo conocimiento a las verdades del
hombre mismo, a todos aquellos que no quieren formalizar sin
antropologizar, que no quieren mitologizar sin desmitificar, que no
quieren pensar sin pensar también que es el hombre el que piensa, a
todas estas formas de reflexión torpes y desviadas no se puede oponer
otra cosa que no sea una risa filosófica –es decir, en cierta forma,
silenciosa.(6)
¿Se puede decidir acerca de quién ríe?
La decisión
La teoría luhmanniana postula el caracter
autológico de la teoría, esto es, que todo lo que la teoría afirma de
sus objetos tiene que estar dispuesta a afirmarlo de sí misma. Por eso,
el rechazo del sujeto (y de la teoría de la acción de los sujetos),
fundamental premisa de su programa(7) teórico es una comunicación que está expuesta tanto a la aceptación como al rechazo.
La última palabra no existe (aunque uno pueda acallar a otros).(8) ¿Quién ha de decidir aquí? La naturaleza ha enmudecido. Los observadores disputan.(9)
El abandono del concepto de
sujeto traería ganancias cognoscitivas. La metafísica moderna del
sujeto, base de la teoría de la acción de los sujetos, habría de ser
rechazada por la teoría sociológica con el fin científico de hacer
posible comprender cómo opera el sentido en la sociedad compleja. Pero
volviendo la atención sobre el hecho de que la semántica del sujeto no
es exclusiva de la sociología tal como Luhmann la encuentra, es una
semántica históricamente condicionada e históricamente condicionante que
forma parte del patrimonio semántico de la sociedad moderna, ¿es
posible que las consecuencias sean únicamente cognoscitivas? Que el
hombre sea el sujeto es un fenómeno histórico que surge con la
modernidad. En el plano filosófico, es sabido, la metafísica moderna del
sujeto surge con Descartes, continúa con Kant y Hegel y llega hasta
Husserl y Sartre. Entra en crisis con el psicoanálisis y con la
filosofía de Nietzsche, Derrida y Heidegger. Pero no hay que olvidar que
el sujeto no es sin embargo algo únicamente filosófico-teórico, es
también algo político-práctico. La metafísica moderna del sujeto ha
servido de base a la filosofía, la ciencia, la cultura y la política
modernas. La metafísica del sujeto ha acompañado transformaciones
históricas tales como el iluminismo, el positivismo, los nacionalismos,
la autodeterminación de pueblos y razas, el individualismo, el
socialismo. El sujeto, poniéndose como fundamento de lo existente, no se
quedó en fundamentar cognoscitivamente la realidad con la que se
encontraba, sino que este ser base y fundamento sirvió para crear
fundamentos tales como la razón humana, los hechos, el poder de
naciones, el derecho de pueblos y razas, la realización del individuo,
la sociedad comunista.
El sujeto que Niklas Luhmann
rechaza, ¿puede ser reducido a un concepto de mayor o menor utilidad
teórica para la sociología? Probablemente sí, desde el punto de vista de
la teoría sociológica. Ahora bien, aún dentro del marco de referencia
de la teoría, teniendo en cuenta que la teoría refiere o construye lo
real e intenta así comprenderlo. La reducción del sujeto a un concepto
humanista teóricamente impotente, ¿no sugiere acaso que el sujeto
moderno –el hombre moderno en tanto ha sido (¿y es?) sujeto de profundas
transformaciones históricas en la sociedad, en la ciencia, el arte, la
política– es también hoy, ya, prácticamente impotente? ¿Qué potencia es
la que ríe? Si no es el sujeto (que ríe de sí mismo), ¿quién ríe?
NOTAS
1 Dibujo de Luis de Olmo, Escarpit, 1960, p. 107.
2 Cuando la sociedad equivale a la totalidad de las comunicaciones posibles, posibles, por ser esperables.
3 En este tercer acto el
personaje salta la alcantarilla sin haber dejado de leer el diario,
salta el obstáculo en su camino sin haberlo visto y sin verlo. Lo cual
sorprende, pero en conexión con la expectativa de ser sorprendido en la
siguiente escena, correspondiente al punto culmine del chiste. Por eso,
no es en este acto donde está puesto el acento.
4 Cito de memoria.
5 Luhmann, La Ciencia de la Sociedad, México, Anthropos, UIA, ITESO, 1996, p. 23.
6 Foucault, Las palabras y las cosas, Madrid, Siglo XXI, 1995, p. 333.
7 Los
programas son utilizados por los sistemas para decidir a que valor del
código (positivo o negativo) se adscribe una comunicación. En el caso
del sistema científico el código binario de distinción es
verdadero/falso. La teoría de Niklas Luhmann, en tanto programa del
subsistema sociología del sistema social ciencia, decide sobre la
falsedad de la teoría de la acción (de los sujetos).
8 Luhmann, Sistemas sociales. Lineamientos para una teoría general, México, Anthropos, UIA, CEJA, 1998, p. 63.
9 Luhmann, Observaciones de la Modernidad, Barcelona, Paidos, 1997, p. 158.
BIBLIOGRAFÍA
Robert Escarpit, El humor, Buenos Aires, Eudeba, 1972.
Emilio De Ipola, Metáforas de la política, Rosario, Homo Sapiens, 2001.
Michel Foucault, Las palabras y las cosas, Madrid, Siglo XXI editores, 1995.
Niklas Luhmann, Complejidad y Modernidad, (Josexto Beriain y José María García Blanco comps), Madrid, Editorial Trotta, 1998.
___, Ilustración sociológica y otros ensayos, Sur, Buenos Aires 1973.
___, La Ciencia de la Sociedad, Anthropos, Universidad Iberoamericana, Iteso, México, 1996.
___,Sistemas Sociales. Lineamientos para una teoría general, Anthropos, Universidad Iberoamericana, CEJA, México, 1998.
___, Observaciones de la Modernidad, Paidos Ibérica y Paidos Buenos Aires, Barcelona, 1997.
___, Hacia una teoría científica de la sociedad, en Revista Anthropos, núm. 173-174, 1997.
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